Páginas

Páginas

martes, 29 de septiembre de 2020

CAMBIA MI CORAZÓN, SEÑOR


El pecado no está afuera porque lo de afuera no me contamina. El pecado está dentro de cada uno de nosotros y vive en nuestro corazón. Un corazón herido y contaminado por el pecado, que, dentro de nosotros, nos arrastra a la desobediencia y al rechazo de la Voluntad de Dios. De modo que, la batalla no se fragua ni se libra afuera, sino dentro de nosotros, concretamente en nuestros corazones.

Sabido y aceptada es esa batalla dentro de mí, Señor, te pido fortaleza, perseverancia y sabiduría para sostenerme firme, bien intencionado y no acceder ni desfallecer a las tentaciones y seducciones que este mundo me propone y con el que mi corazón, débil y frágil, es amenazado y tentado. Me experimento pequeño, débil e indefenso como si de un niño se tratara y, te suplico, Señor, que mi ángel de la guarda me proteja y me señale claramente el camino de mi salvación.

Sé que ha estado presente en todo momento en mi vida y lo he experimentado en esos momentos donde mi vida ha sido amenazada y puesta en peligro. No solo física, sino también espiritualmente. Señor, te doy gracias por su presencia y abro mi corazón a acogerlo y a dejarme conducir por sus ordenes, pues sé que vienen enviados por ti. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.