Páginas

Páginas

martes, 15 de diciembre de 2020

AYUDAME, SEÑOR, A SER AUTÉNTICO Y COHERENTE

Me cuesta, me cuesta enormemente, como pienso que nos sucede a todos, ser coherente con mi fe. Creo en el Señor, el Hijo de Dios verdadero, y creo en su Palabra y en el Padre Dios que lo ha enviado.

 Creo y, cada día me experimento más agradecido y privilegiado por tener esa pizca, al menos, de fe. Sí, realmente creo, pero, también reconozco que me cuesta creer. Y digo que me cuesta, porque pienso que no soy lo coherente y verdadero que debería ser. Es decir, me reconozco pecador.

Pecador por mis perezas; pecador por mis dudas; pecador por mis comodidades; pecador por mi falta de entrega; pecador por mi falta de total disponibilidad; pecador por mis pensamientos mal intencionados y pecaminosos;  pecador por mi momentos de soberbia; pecador por mi poca humildad; pecador por mi suficiencia y prepotencia ante otros; pecador por muchas cosas más que incluso se me esconden a mi conciencia. En definitiva, pecador.

Y, Señor, reconociéndome débil e incapaz de enderezar mi camino con solo mis fuerzas, invoco tu presencia y tu Gracia para que me des la fuerza de responder con verdadera autentícidad a tu llamada en tu Palabra. Y, sobre todo, no solo escucharla, sino darle cumplimiento en mi vida con coherencia tanto de palabra como de vida. Por todo ello, dándote las gracias de antemano, te abro mi corazón para que con tu Espíritu le inundes de fortaleza, sabiduría y paz. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.