Lo natural es amar a quien te ama. Nace desde dentro y nos da gozo y felicidad. Así, el amor a la familia, los hijos e incluso a amigos es algo tan natural y humano que difícilmente nos cuesta evitar. Nace de forma natural y hasta espontánea. Sin embargo, lo que Jesús nos manda hoy - amar a los enemigos - es algo muy diferente a la tendencia de nuestra naturaleza humana. Se trata de amar a quien te persigue y te hace mal.
Sin embargo, la única forma de probar que tu amor es autentico es amar a quien te cuesta amar. Porque, soportar a quien te pone la vida difícil; a quien te exige tu tiempo, tus comodidades, tu propia vida. E incluso, a quien te perjudica, te odia y quiere venganza. Esa forma de entregar tu amor se te hace casi imposible. Será difícil que tú puedas amar así contando con tus propias fuerzas.
Y desde nuestra propia naturaleza humana, eso lo podemos entender. Y eso es lo que te pedimos, Señor, la sabiduría de entender que nuestro amor al prójimo tiene que estar por encima de las injusticias, del odio y de la venganza que tengan sobre nosotros. Porque, Tú, Señor, ¿no has pagado - ofreciéndote voluntariamente y gratuitamente - y sin culpa ninguna, por todos nosotros? ¿Podemos nosotros seguirte e imitarte?
Queremos, Señor, seguirte. Al menos esa es nuestra intención, pero, sabemos y somos conscientes de nuestras incapacidades y limitaciones naturales. Te pedimos la fortaleza, capacidad y sabiduría para poder perdonar, incluso a nuestros enemigos. Amén.
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