Sabemos de nuestras limitaciones, de nuestras debilidades y, también, de nuestras necedades. Sobre todo de nuestra ignorancia en el conocimiento de Dios. Por eso, Espíritu Santo, nos encomendamos a Ti y, poniéndonos en tus Manos, te pedimos que ilumines y nos infunda el conocimiento y sabiduría para anunciar la Buena Noticia de tu Amor Misericordioso.
Danos, Señor, la luz de tu Palabra y la fortaleza de tu Amor. Que no solo nuestras humildes palabras anuncien la Buena Noticia, sino que nuestra vida glorifique y dé testimonio de tu Amor Misericordioso. Que nuestra fe sea visible a través de nuestras obras. Amén.
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Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.