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lunes, 13 de diciembre de 2021

ABRE, SEÑOR, NUESTROS OJOS A LA VERDAD

 

Conocemos y sabemos que la tarea no es fácil, ni tampoco suave. Es difícil, dura y molesta a todos aquellos que, queriendo revestir la verdad del interés que a ellos le conviene, la disfrazan de la mentira que en cada momento ven oportuno hacerlo. Lo importante – para ellos – es conseguir imponer sus ideas y revertir todo a sus intereses. Eso pasó en tiempo de Jesús y continúa pasando hoy. Revierten la verdad de la historia en la mentira que a ellos le convienen borrando lo que realmente ha sucedido y revistiéndola de lo que ellos quieren que haya sucedido. Tratan de ordenar el mundo, en su mundo, como si de ellos hubiese salido. 

Una locura disparatada que no les deja ver la realidad ni de la que son capaces de entender, pero, como si de una fuerza maligna se tratara, son arrastrados a la perdición. Y mientras esa resistencia a la Verdad no se destruya limpiando sus corazones, la verdad no podrá iluminar sus corazones. Es necesario aceptar y reconocer que el amor es el arma que puede vencer al mal y al egoísmo y que el camino para encontrarlo es ese bautismo de conversión que inicia Juan el Bautista y que prepara para cuando llegue Jesús con el Bautismo de Espíritu Santo y fuego. Un bautismo que nos salva y libera nuestro corazón de la mancha del pecado.

Pidamos al Señor que nos dé la luz y la Gracia de entender y reconocer nuestra propia miseria y pequeñez, y que, abriendo nuestros corazones, seamos capaces de ponernos en manos del Espíritu Santo para que nos dirija por el verdadero Camino que nos lleva a la Verdad y al Vida Eterna. Amén.

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