Señor, Tú me conoces mejor de lo que yo me conozco a mí mismo. Tu Espíritu empapa todos los momentos de mi vida.
Gracias por tu gracia y por tu amor que derramas sobre mí.
Gracias por tu constante y suave invitación a que te deje entrar en mi vida.
Perdóname por las veces que he rehusado tu invitación, y me he encerrado lejos de tu amor. Ayúdame a que en este día venidero reconozca tu presencia en mi vida, para que me abra a Ti. Para que Tú obres en mí, para tu mayor gloria. Amén.
(San Ignacio de Loyola)
Desde mi parroquia, por el párroco
D. Juan Carlos Medina Medina.
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