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jueves, 14 de junio de 2012

LÍBRAME DE LA LEY...

Dios mío, enséñame a vivir como tú siempre has querido

Mi Señor, y dame un corazón que busque el bien de mis hermanos, porque un corazón así será un corazón que ama y que por encima de la ley pone la misericordia y el amor.

Dame, Dios mío, un corazón agradecido al amor que Tú me das sin pedirme nada a cambio. ¿Cómo puedo pararme en la simple ley ante los errores y pecados de mis hermanos, cuando Tú has, no sólo perdonado los míos, sino también olvidados?

No podré relacionarme contigo mientras no me enfrente con el perdón de mis hermanos. Sí, el error puede estar en que quiero hacerlo yo solo. Creo que yo me basto., y me es más fácil convencerme de eso que darme cuenta que estoy totalmente autoengañado. Yo soy mi principal problema, y mientras permanezca en mi propia caja oscura y no salga a la luz que Tú me brindas, estaré perdido.

Por eso, Señor, quiero ponerme en tus Manos, dejarme llevar por el Espíritu Santo que ha venido a seguir tu tarea, a señalarnos el camino, y dejarme convencer como un niño. Quiero que mis pensamientos sean los tuyo, que mis deseos sean los tuyos, y que mi corazón se convierta como el tuyo, para que de esa manera pueda empezar a perdonar lo que ahora me parece imposible de hacer yo solo. Amén.

1 comentario:

  1. Hola, hermana!!! Mucho gusto desde España. Hoy he conocido su página por la cita que hacen en el blogspot de Dignitas.
    Es un regalo de Dios!

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Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.