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jueves, 4 de octubre de 2012

¿CÓMO PREDICAR SI...

 Esta predicación es de una sencillez insuperable, pero pocas veces en
mi vida está muy por debajo? Es lo que me ocurre casi siempre. No soy ejemplo ni testimonio y me empeño en proclamar el amor que Tú, mi Señor, propones como meta de la felicidad y paz que todos buscamos.

Sí, mientras hablo todo va bien y parece hasta convencer, sobre todo a aquellos que no te conocen, con los que no convives, pero en cuanto llegas a casa todo se vuelve diferente y mi testimonio no concuerda con lo que dice mi boca.

Y lo entiendo, lo acepto, lo sé, pero no me conformo, Señor. Yo quiero servirte, sirviendo en los demás; yo quiero amarte, amando a los demás; yo quiero ser cada día mejor persona agarrándome a Ti. Pero yo sólo no podré hacerlo. Necesito de tu Gracia. 

Dame, Dios mío, la sabiduría y fortaleza de tu Espíritu para poder ajustar mi vida a mis palabras, mis actos a lo que proclama mi boca, y mi vida a lo que proclama mi fe. Amén.

1 comentario:

Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.