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miércoles, 28 de noviembre de 2012

TÚ, SEÑOR, ERES NUESTRA ESPERANZA

 Evangelio (Lc 21,12-19)


Porque sin Ti no daríamos un paso más. De hecho, hay muchos momentos en nuestra vida que sentimos pararnos y dejar de seguirte. Son esos momentos que el camino se estrecha mucho y se nos hace muy incómodo seguir tus huellas.

Son esos momentos que nos parece andar para atrás. No podemos seguir el ritmo del mundo, y experimentamos que nos quedamos rezagados y obsoletos. Todo se hace duro y oscuro y perdemos tus huellas y tu camino.

¿Qué hacer, Señor, si nuestras fuerzas fallan, se debilitan y todo nos supera? ¿Qué hacer? ¿Dónde te escondes y cómo nos dejas? Necesitamos tu presencia, tu aliento, tu voz, tu ánimo. Quizás no queremos remedios o soluciones, porque sabemos de nuestra cruz, pero sí queremos un detalle de ánimo y de esperanza.

Hazte presente en nuestras vidas para fortalecernos y empujarnos a seguir tu camino. Es lo que queremos y lo que hacemos cada día. Y lo seguiremos haciendo porque creemos en Ti. ¿Dónde ir? ¡Pero te necesitamos tanto! que se nos hace muy duro avanzar sin sentir tu presencia y tu respiración. 

Danos el ánimo y el aliento como a los de Emaús, porque necesitamos nuevos bríos, nuevas fuerzas y un espíritu nuevo que nos renueve por dentro y nos haga vibrar, aún en la cruz, con la esperanza de encontrarnos contigo un día.

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