Páginas

Páginas

sábado, 25 de mayo de 2013

ORACIÓN DELANTE DEL SANTÍSIMO



Señor, una semana más insatisfecho, insatisfecho de las cosas de este mundo, pero también de mí. De mi actitud egoísta y posesiva; de mi pereza y comodidades; de mi falta de compromiso, de mis regateos, de mis esfuerzos y falta de asumir riesgos por Ti. De mis seguridades; del deseo de imponer mis ideas, mis pensamientos, y acomodar mi vida a mis gustos y caprichos, y a mi manera de entenderla y verla.

Pero no a tu Voluntad, que es como me gustaría ser y como quiero. Una vez más continúo haciendo lo que no quiero, y no hago lo que me gustaría y quiero. ¡Razón tenía y tiene San Pablo! Ahora, delante de Ti, Señor, y en tu presencia Eucarística, bajo las especies de pan y vino, quiero pedirte esa sabiduría que se esconde dentro del corazón de un niño, esa fe ciega de creer confiado y seguro de todo lo que Tú me dices y prometes. 

Y también la fortaleza que necesito para perseverar, soportar y caminar en tu presencia sin titubeos ni desfallecimientos. Porque solo quiero hacer tu Voluntad, pero experimento que me cuesta y necesito tu Gracia para sobreponerme a ello. Tú, me has prometido darme lo que te pida, y yo solo quiero pedirte eso, "hacer tu Voluntad". Ese es mi mayor deseo y mi mayor felicidad. 

Y mi mayor satisfacción. Sólo me sentiré dichoso cuando haya calmado en plenitud ese deseo de hacer y vivir en tu Voluntad. No descanso, y hasta me atormento en proponerme vivir según tus mandatos, pero al mismo tiempo experimento la dureza y peligros del camino. Y, peor todavía, Señor, pues sabiendo cuál es tu principal y único mandato: "Amar y amar", fracaso en vivirlo y me siento débil ante las pruebas de la vida. Es entonces cuando me doy cuenta de que te necesito como el aire que respiro.

Te doy gracias, Dios mío, por haberme revelado tu Voluntad, y te suplico ahora que me des las fuerzas para llevarla a cabo en mi vida. Mis oraciones cobran valor ante Ti cuando van dirigidas solamente a eso, a pedirte un corazón nuevo y renovado para aprender a saber amar.

Ahora Señor, lléname de tu Gracia para que, fortalecido en el Espíritu Santo, pueda seguirte en vida y obras llevando mi cruz por tu Amor.

1 comentario:

  1. Hola muy hermoso este blog me encanta y ya comienzo a seguirte porque quiero compartir y de aquí sigo aprendiendo saludos Sandra.

    ResponderEliminar

Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.