Páginas

Páginas

lunes, 22 de enero de 2018

RESISTENCIA ANTE LO NUEVO

Nos cuesta salir de nuestro estatus, y eso, en lugar de ser una adversidad nos puede ayudar a vernos tal y como somos. Somos criaturas débiles, fáciles de vencer por nuestro orgullo y soberbia. Somos criaturas pequeñas, con un gran defecto, nuestra propia arrogancia. Deteniéndonos un poco en nuestro pasado, descubrimos la cantidad de enfrentamientos, con nosotros mismos, y con otros por soberbia y orgullo. Sin ninguna razón con sentido común y razonable. Simplemente soberbia y arrogancia.

¿No es eso el pecado? A veces nos cuesta salir de nuestro propio yo. Es decir, de nuestras ideas, de nuestras comodidades, de nuestros proyectos, de nuestra forma de entender la vida, de nuestras ambiciones y planes. Sí, realmente nos cuesta salir, y eso nos impide vernos y aceptarnos. Nuestra salvación empieza por la aceptación de nosotros mismos. Significa eso que si no descubrimos nuestro pecado, "soberbia", estamos perdido. Eso es lo que padecen los demonios, y aquello escribas bajados a Jerusalén que, fuera de sí, consideraron a Jesús como un aliado de Beelzebul y endemoniado.

Es posible que nosotros no consideremos a Jesús como endemoniado. Ni mucho menos consideremos que está aliado con Beelzebul, pero si lo marginamos, lo ignoramos o lo rechazamos estamos muy cerca de considerarlo un loco o endemoniado. Tengamos eso en cuenta y pidamos al Espíritu Santo que nos asista, que para eso ha venido a nosotros en nuestro Bautismo, y nos dé la sabiduría y fortaleza necesaria para abrirnos a su acción. Tengamos confianza y paciencia en el Espíritu de Dios, porque, nos lo ha dicho, todos nuestros pecados nos son perdonados. Su Misericordia es Infinita.

Conviértenos, Señor, y danos la fortaleza y sabiduría de reconocernos pecadores. Conviértenos, Señor, y danos la sabiduría de comprender que nada en este mundo tiene valor para ignorarte y de compensar tu lejanía y tu compañía. Todo lo de aquí abajo es caduco y termina. Nos lo dice San Pablo en la 1ª carta a los corintios de ayer domingo. Apremia estar contigo y estar disponible para abrirnos a tu conversión y creer en tu Palabra. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.