y hambre para mañana. Es el refrán que expresa claramente que lo importante no es salir ahora del paso sino quedar sanado para siempre. Y eso es lo que quiero y entiendo que es lo importante Señor. Sáname para toda la vida, porque para eso he sido llamado, para vivir en tu presencia eternamente.
Por eso, Padre, te doy las gracias por darme la sabiduría en el Espíritu Santo para entender estas cosas, y aceptar primero el perdón de mis pecados que me ofreces. Porque me siento pecador y necesitado de tu perdón y de tu amor.
Pero, también sé, que no me vas a dejar enfermo del cuerpo. Al mismo tiempo que me curas mi alma perdida y arrepentida por tu Amor, también te preocupas por mi cuerpo y me sanas de toda dolencia y enfermedad. Porque no se entiende un cuerpo enfermo en un alma llena de tu Gracia y tu Paz.
Te doy gracias, Dios y Padre mío, Dios mío, por enviarnos a tu Hijo, hecho Hombre por tu Amor, para redimirnos y enseñarnos el camino que lleva a Ti. Amén.
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