No son mis ideas ni mis proyectos los que me gustaría realizar y cumplir, sino que son los tuyos, Señor, los que, verdaderamente son los importantes y los que, para mi propio interés, los que debo cumplir. Esos proyectos que Tú quieres que viva y cumpla porque son los que me dan la Salvación que Tú me regalas y me propones a través de esos mandatos.
Dame, Señor, la Fortaleza, la Voluntad y la Sabiduría de andar por tus caminos y no por los míos. Dame, Señor, la Luz que me ilumine y encienda mi corazón para comprender, entender y vivir tu plan de salvación. Ese Plan de Vida que has pensado desde la eternidad para mí. Es eso, Señor, lo que entiendo que tengo que hacer, y para lo que necesito tu ayuda y fortalece tu Gracia a través de la oración y los sacramentos.
Pero, por mucho que me empeñe y me esfuerce necesito la Fuerza y el Poder del Espíritu Santo. Ese Espíritu Santo que recibía en la hora de mi bautismo y que, por mi condición humana de pecador, quizás lo haya ignorado durante mucho tiempo de mi vida. Ahora, Señor, quizás desdes una fe más adulta quiero pedirte que me des la sabiduría de vivir mi vida de forma más coherente desde y con esa fe que, por la Gracia del Espíritu Santo va madurando en tu presencia en el acontecer de cada día de mi vida.
Cambia mi corazón, Señor, y el rumbo de mi vida según y atendiendo a tus planes y proyectos, tal y como hiciste con Abraham y otros muchos. Dame las fuerzas y la fe para aceptar y cumplir tus mandatos y tus propuestas y enséñame el camino que has elegido para mi humilde persona, o aclárame si voy por el camino correcto según tus Planes. Amén.
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