Sé, Señor, que por mucho que me esfuerce y me afane en comprenderte me será imposible lograrlo. Porque el día que lo lograse dejarías de ser Dios. Me basta con fiarme de Ti y creer en tu Palabra. Tú has dicho que has ido a prepararnos un lugar que no podemos imaginar como será. Y yo lo creo Señor.
También sé y creo profundamente que Tú eres un Dios de vivos, y no de muertos. Y, al igual que Tú has resucitado, también nosotros resucitaremos en Ti para gloria del Dios Padre. Por eso Señor no me hago preguntas que están fuera de mi alcance ni me preocupa entender como será el lugar o como estaremos allí. Me basta saber que Tú eres un Padre Bueno que nos dará aquello que nadie puede imaginar, y que seremos inmensamente felices para siempre.
Te pedimos Señor que nos des la tenacidad, la sabiduría y la perseverancia de no desfallecer y de saber esperar tu llegada esforzándonos en vivir en tu Palabra y en tu Voluntad. Esperanzados en que un día, por tu Misericordia, te veremos y gozaremos en y de tu presencia para la eternidad.