Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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miércoles, 28 de agosto de 2013

SOY LO QUE NO QUIERO SER



Pablo ya lo había expresado: "Hago lo que no quiero, y dejo de hacer lo que quiero". Algo así nos sucede a muchos de nosotros: Hacemos lo que no queremos, y dejamos de hacer aquello que nos gustaría hacer. Creo que eso es lo que a todos nos gustaría: Hacer las cosas bien, justas y honestas, pero nos traiciona nuestra ambición y egoísmo.

Eso es lo que suele ocurrirnos cuando, por nuestra pereza y debilidad, dejamos de hacer algo que creíamos que deberíamos de hacer. Pasado unos segundos, y tomar conciencia que no hemos superados nuestros temores y debilidades, reaccionamos justificándonos y distorsionando la realidad para encontrar acomodo a nuestras disculpas y justificaciones.

Me siento culpable y asumo mi culpa de pecador. No soy digno, Señor, de merecer tu misericordia y tu perdón, y menos el gozo y la felicidad de tu Amor. Trátame Señor como un esclavo, como un siervo que se contenta con los desperdicios que caen de la mesa de su Señor.

Perdona, Dios mío, mi soberbia, mi orgullo, mi presuntuosa fachada altanera y prepotente. Cambia mi osadía de aparentar ser cuando no soy, e inúndame de la humildad de reconocer lo que verdaderamente soy y de querer cambiar según tu Voluntad.