Tú nos lo has dicho y nosotros, Señor, lo creemos. Tú eres nuestro único Camino, nuestra única Verdad y nuestra única Vida. Pero, a pesar de creerte, sabiendo que tu Palabra siempre tiene cumplimiento, y de recibir la fe por tu Gracia, no terminamos de vencer nuestras apetencias y esclavitud del pecado. Experimentamos una humanidad sometida al pecado y una lucha sin cuartel por resistirnos a tu Amor Misericordioso.
Nos cuesta seguir el ritmo y estilo de Vida que Tú nos enseña y propones. No solo con tu Palabra, sino también con tu Vida. Y experimentamos que sin Ti, nuestra vida queda a merced del príncipe de este mundo y avocada al abismo y la muerte. Por eso, Señor, necesitamos tu Gracia y tu cercanía para, asidos de tu mano Redentora levantarnos y salir de esa esclavitud del pecado que nos somete y nos condena.
Tú, Señor, recurrimos a Ti una y mil veces. Las que haga falta, porque Tú, Señor, eres nuestro Camino, nuestra Verdad y nuestra Vida. Y, en Ti, Señor, encontramos esa Felicidad Eterna que nos llena de dicha y gozo pleno, y nos salva de la esclavitud del pecado. Gracias, Señor, porque por tu Amor Misericordioso podemos vencernos y salir de esa esclavitud que nos aparta de Ti. Amén.