Jesús llama la atención. Desde su interrupción en la vida pública, Jesús es el centro de las miradas y no deja a nadie indiferente. Todos tienen que decir algo a sus Palabras. Y hay opiniones para todos, desde los que quedan asombrados y le admiran, hasta los que le discuten y le ponen en tela de juicio, pues su mensaje les deja mal y les fastidia su negocio. Esa es la pura realidad.
Jesús descubre la verdad y propone la justicia y la caridad, sobre todo con aquellos más disminuidos, más necesitados y excluidos. Y eso a muchos les fastidia. Posiblemente, podemos compartir que preocuparse por el desamparado y el necesitado cuesta, nos exige esfuerzo, desprendimiento y entrega, pero en ese darse se esconde esa felicidad que se busca desesperadamente. Jesús nos trae la buena Noticia, porque al darnos y amarnos hasta el extremo alcanzamos la verdadera salvación que buscamos.
Inundamos de tu Amor, Señor, y danos esa fortaleza y firmeza de afirmarnos firmemente, valga la redundancia, en tu Persona. Nosotros no queremos discutir ni poner en duda ninguna de tus Palabras. A pesar de nuestras limitaciones, de nuestras dudas y pecados, confiamos en Ti y nos fiamos de tu Palabra. Sólo queremos que no permitas que la confusión, el Maligno o nuestras dudas nos alejen de Ti, Señor.
Danos la fortaleza para también nosotros saber ser signo de contradicción para todos aquellos que quieren adaptar tu Palabra a sus conveniencias o a las reglas del mundo. Danos la valentía para defender con decisión la verdad, la justicia y el amor fraterno entre los hombres, aunque eso nos traiga rechazos, disensiones y malestar. Porque, eso nos descubre que estamos en el verdadero camino y siguiendo tu Palabra.
Por eso, Señor, te pedimos que nos aumentes nuestra fe, y nos sostengas unidos a los hermanos para que, juntos podamos ser fuertes y capaces de proclamar tu Palabra. Amén.