El camino se nos hace largo. Aunque decimos que la vida es corta, sobre todo cuando peor lo pasamos, se nos hace larga, cansada y pesada. Sería deprimente estar en el camino de esta vida para siempre terminar con una fiesta que se acaba y no nos deja llenos. No soportaríamos el caminar sin esperanzas, ni tampoco el celebrar fiestas efímeras. Buscamos una Fiesta Eterna.
Y ese es el sentido de nuestro caminar. Y vamos juntos, porque juntos es como celebramos. Nadie ha hecho, ni hace una fiesta él solo. Necesita al menos otro para celebrar algo. Y eso es para lo que ha venido Jesús, el Hijo de Dios hecho Hombre, para invitarnos a una fiesta para toda la vida, la única que tiene sentido y merece la pena vivir.
Por eso, todos juntos, caminando juntos, elevemos nuestra plegaria al Dios Padre dándole gracias por la venida de su Hijo Jesús. Porque por, en y con Él, alcanzaremos esa Fiesta Eterna que nos prepara al final del camino.