Sí, Señor, Tú eres la Roca que me sostiene. Sin Ti, ¿a dónde iría? Mi vida en estos momentos se derrumbaría si Tú desaparecieras de mi corazón. Nada ya tendría sentido para mí. La vida, hermosa y bella, dejaría de serlo, porque eres Tú quien le da verdadero sentido y esperanza. La vida es vida porque Tú la haces Vida, Señor y la sostienes ante las tempestades y peligros de este mundo.
Dame, Señor, la fuerza y la fortaleza de sostenerme firme ante las tempestades de este mundo. Sosténme firme, erguido y sedimentado en la fe y la esperanza. Inamovible ante las tempestades que tratan de zarandear mi vida y de engullirme en el terremoto de los vicios, soberbia, hedonismo, pasiones y desenfrenos que amenazan acabar con mi vida.
Dame, Señor, la serenidad y la paz de saber sedimentar mi vida en tu Palabra y obedecer tus mandatos. Lléname, Señor, de la sabiduría que encienda mi corazón y lo disponga para amar. Amar cumpliendo tus mandatos y realizando tus mismas obras. No dejes apoyar mi corazón en las cosas mundanas. Seductoras y, aparentemente, hermosas y gozosas, pero traicionadamente vacías de contenido, de verdad y de verdadero amor. Llenas de malas intenciones que dejan mi vida hueca y sin sentido.
No dejes que mi vida se convierta en un árbol de malos frutos. Abónalo con tu Gracia, Señor, y convierte la savia que riega mi corazón en savia buena que genere buenos frutos. Toma mi vida, Señor, y apoyarla en tu Corazón, para que siempre supere todas las tempestades que amenazan con destruirla y derrumbarla. Danos, Señor, la capacidad de discernir y de elegir siempre tu Palabra llevándola a la práctica y vivencia de nuestra vida diaria y poniéndola como centro y norte de nuestra vida.
Confiado, Señor en tu Palabra, y abriendo todo mi corazón para, puesto en tus Manos, dejar que la Gracia de tu Espíritu recorra todas mis venas y la llenen de fortaleza, fe y vida para que sostenga firmemente mi corazón apoyado en Ti. Amén.