No sería Dios si fuese un Dios accesible al conocimientos de los hombres. Porque, de serlo, significaría que podríamos alcanzarlo, entenderlo y hasta discutirle sus mandatos y su juicios. Y su Palabra no sería una palabra con autoridad. No se podría explicar un Dios que estuviese al alcance de la mente del hombre, porque, de ser así dejaría en ese momento de ser Dios. Fue lo que sucedió y pensó Adán y Eva.
Yo, Señor, desde este humilde blog, te doy gracias por darme la sabiduría de entenderlo así y no tratar de querer que mi limitada razón quiera abarcar tu Infinita grandeza. Porque, Tú, Señor, eres un Dios inaccesible para el hombre. Un Dios Creador de todo lo que existe, tanto visible como invisible al conocimiento humano. Por tanto, Señor, quiero pedirte que me des un corazón sencillo, o mejor, un corazón transformado de endurecido y engreído a manso, humilde y sencillo y que se abra a tu Palabra, a tus enseñanzas y a tus mandatos sin resistencia sino confiado en tu Amor y Misericordia.
Porque, Tú, Señor, eres el Camino, la Verdad y la Vida. Tú eres Infinito y Eterno. Principio y fin de todo lo que existe e inaccesible para nuestra pobre y limitada mente. Gracias, Señor, por tu Palabra e Infinito Amor misericordioso. Amén.