José fue un hombre justo y lo manifiesta al no querer poner en evidencia a María y repudiarla en secreto. Justo es aquel que es fiel a la verdad y a su palabra. Justo es aquella persona que es dócil a la verdad. Pero, ¿a qué verdad?
Porque, la verdad que defienden los hombres es turbia y contaminada. No hay que ver sino los líos que se forman en nuestro tiempo la justicia con las diferentes formas de juzgar y ver los casos y actitudes de los acusados. Los criterios son diferentes cuando el código jurídico es el mismo.
José era justo porque cree en Dios, Verdad Suprema y Absoluta. Y es esa Verdad la que lo guía. José no entiende nada de lo que le está pasando y decide lo que humanamente su razón y sentido común le aconseja, pero las cosas de Dios van por otro lado y el hombre no las entiende. Y me alegro que sean así, porque un Dios que pudiéramos entender dejaría de ser Dios, al menos para mí.
José cree y avisado en sueños, a pesar de no entender, se fía del Señor y, por supuesto, de María. La acepta como esposa y acepta el Plan de Dios. Y eso es lo que también nosotros, Señor, desde este humilde rincón de oración, queremos pedirte. Llénanos de tu Gracia para ser realmente justo como José y aceptar el Plan que Tú, Señor, Padre de Bondad y Misericordia, has pensado para nosotros. Amén.