Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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lunes, 12 de febrero de 2024

ORACIÓN: SOY UN LEPROSO, SEÑOR

SOY UN LEPROSO, SEÑOR.
Cuando vivo en la mentira.
Cuando me creo el mejor.
Cuando no comparto lo que tengo.

SOY UN LEPROSO, SEÑOR
Cuando me olvido de Ti y no rezo.
Cuando me aparto de Ti y no creo.
Cuando pienso sólo en lo que veo.

SOY UN LEPROSO, SEÑOR
Cuando confundo lo limpio con lo sucio.
Cuando confundo el pecado con la virtud.
Cuando confundo el bien con el mal.

SOY UN LEPROSO, SEÑOR
Cuando digo que “nunca miento”.
Cuando digo que “nunca peco”.
Cuando digo que “Dios me quiere así”.

AYUDAME, SEÑOR, A SER COMO TÚ. AMÉN.

Desde mi parroquia, por el párroco
D. Juan Carlos Medina Medina.

jueves, 14 de enero de 2021

GRACIAS, SEÑOR, POR TU COMPASIÓN

 

Gracias, Señor, por tu bondad y compasión. Gracias por limpiarme de mis lepras que paralizan mi vida y me amenazan con alejarme de Ti.  Necesito, Señor, estar cerca de Ti y dialogar - orar - contigo para hablarte de mis debilidades, de mis enfermedades, de mis problemas, dificultades y pecados. 

Dame, Señor, la Gracia de la esperanza para sostenerme siempre alejado del pecado que rompa mi amistad contigo. Límpiame, Dios mío, de mis lepras que me desgarran y me apartan de Ti. Y fortalece mi espíritu para que nunca viva establecido en el pecado y el desamor.

Yo, Señor, como aquel leproso, también te pido que me limpies y, con esa intención, esperanza y fe, me acerco a Ti confiando en tu Palabra y creyendo que si Tú quieres quedaré limpio. Gracias, Señor.

domingo, 11 de febrero de 2018

¿CONOCES TUS LEPRAS?

Posiblemente, la lepra se haya erradicado, pero sigue vigente y muy común otras clases de lepras, incluso más dañinas y letales que la propia enfermedad de lepra. Y necesitamos conocerlas para poder acudir al único médico que nos puede sanar. De no saberlo no experimentaremos la necesidad de médico y nos quedaremos presos y sometido a nuestras propias lepras.

Se hace necesario descubrirlas para presentarlas al médico. Y lo podemos hacer en la presencia del Espíritu Santo, que nos asiste y auxilia con sus dones de sabiduría e inteligencia para descubrir nuestras lepras y acercarnos al Señor para que nos sane. ¿Acaso, no es una lepra nuestra soberbia? ¿Y nuestro egoísmo? ¿Y también nuestra avaricia, envidia, deseos de venganza y odio...etc?

Son lepras de nuestra época marcadas por el progreso y tantos adelantos técnicos y científicos que elevan nuestro orgullo y ansias de poder y riqueza. Nuestras adicciones a las drogas, alcohol, sexo y otros vicios que nos somete y nos esclavizan. Lepras que, erradicada en la mayor parte del mundo la natural, nacen otras que están siempre presentes en nuestro vivir de cada día. Lepras que nos impiden amar y nos  dejan tristes, insatisfechos y vacíos.

Porque, nuestra tendencia natural es amar. Estamos hechos para el amor y necesitamos amar para ser feliz. Pero, las lepras de nuestra vida, rencor, envidia, orgullo, soberbia, egoísmos, riqueza...etc., nos lo impiden. Y nos dejan mal, porque en el fondo lo único que nos hace feliz es el amar y ser amado. Y el único médico que nos puede curar es Jesucristo. En Él están todas nuestras esperanzas, y a Él acudimos cuando despertamos y conocemos nuestras verdaderas lepras que nos hacen impuros y nos alejan de Él.

Señor, hoy ponemos nuestros corazones en tus Manos, y te suplicamos, como ese leproso que se acercó a Ti, que nos limpies y nos libere de todas nuestras esclavitudes que nos someten y como lepras incrustadas en nuestro corazón nos amenazan con arrancarnos de Ti. ¡Salvanos Señor!

viernes, 30 de junio de 2017

TAMBIÉN YO ESTOY LEPROSO

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDA


Es bueno y necesario distinguir y ver tu lepra. Porque hay muchos leprosos. Quizás nuestra lepra no sea tan transparente como la de aquel leproso, pero sí, tan mortal o más que la de él. Porque es una lepra interior, que se esconde y no se ve, pero mata y va minando todo nuestro interior hasta llegar al corazón y destruirlo. Y necesitamos verla, porque sin descubrirla no podemos luchar contra ella.

Aquel leproso lo tenía claro. Sabía de su lepra y también sabía que Jesús, el Señor, le podía curar. ¿Lo sabemos nosotros también? ¿Creemos que el Señor nos puede curar nuestras lepras y enfermedades? Y si lo creemos, ¿por qué no se lo pedimos? Ese es nuestro reto, pedírselo.

Y eso hacemos, Señor, desde estas páginas humildes y desinteresadas, pedirte que nos cure nuestras lepras de la envidia, de la codicia, del poder, de la ambición y egoísmo que nos llevan a la perdición de nuestro cuerpo y alma. Aumenta nuestra fe, Señor, para pedírtelo con confianza y esperanza. Quizás no sabemos ni entendemos cómo pedírtelo, ni cómo Tú nos respondes. No vemos nada, ni siquiera advertimos mejoría en nuestras enfermedades y forma de vivir, pero sabemos, Señor, que Tú nos escuchas y no nos defraudas.

Sabemos que todo lo que sucede a nuestro derredor es para nuestro bien. Ayudanos a advertirlo y a saber acogerlo y aprovecharlo para nuestra salvación. Sabemos que tenemos que cargar con nuestra cruz, y a pedirte que nos cure de nuestra lepra, queremos entender que deseamos superar y poder con la carga de nuestra cruz hasta llegar a Ti y descansar en Ti.

Por eso, Señor, sin más dilación ni pérdida de tiempo, te suplico que me des la sabiduría y la fuerza necesaria para saber buscarte, esperarte y pedirte confiado que me ayudes a vencer las lepras de mi vida y purificarla en tu Amor y Misericordia. Amén.

viernes, 26 de junio de 2015

MI ALEGRÍA NO ES PROPORCIONAL A MI FE

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA UNIDA Y DEFENSA DE LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS




No significa que estar alegre es derramar permanentemente sonrisas o dar saltos que expresen tu alegría. Significa que tu presencia irradia serenidad, equilibrio, gozo y paz. Y eso se nota. De la misma forma que cuando alguien tiene un malestar, un simple dolor de cabeza, lo expresa en su rostro.

Tener fe y confianza en el Señor origina gozo y alegría. Ese gozo y alegría a la que nos referíamos antes. Se nota, y si no es así es porque algo no concuerda. O no hay fe o falta la confianza en el Señor. Con el Señor siempre habrá pesca, y siempre la barca estará a salvo. Eso no significa que pueda haber una tormenta que nos asuste, o que hayan unos días de poca pesca. Nuestra fe y confianza estriba en que el Señor sabrá a qué obedece esa tormenta o mala pesca.

También hemos experimentado eso en nuestras propias casas. Algunas veces nuestros padres nos han privado de algún dulce o privilegios. Y nos han invitado a padecer ciertos sacrificios o esfuerzos que no pueden venir bien. Siempre hemos sabido que lo hacen por nuestro bien. ¿Cómo no lo va a hacer también el Señor, nuestro Padre? Él, que es la plenitud de la Bondad, Misericordia y Amor.

Pidamos al Señor con toda confianza, como hizo el leproso, que nos cure y limpie de nuestras lepras. De la lepra de la ambición; de la lepra de la vanidad y la envidia; de la lepra del poder y la riqueza; de la lepra del egoísmo y las apetencias; de la lepra del desamor, la suficiencia e ignorancia. De la lepra del odio que nos impide amar. Amar sobre todo a los enemigos.

Y pidámoslo abriendo nuestros corazones, dejándonos invadir por la fuerza del Espíritu Santo, para que guiados por Él seamos instrumentos que, limpiados del pecado de nuestras lepras, seamos fuentes puras de limpieza, por su Gracia, para otros que andan ciegos y contaminados. Amén.