Experimento, Señor, cada día la fragilidad de mi corazón. Me es difícil, por no decir imposible, sostenerlo unido, no solo a Ti, sino, por tu Amor, a los demás, también hermanos míos. Los deseos concupiscentes, la avaricia, el odio, la venganza y el egoísmo me impiden sostener mi corazón entero, unido y fiel a tu Palabra. Se me rompe y divide sometido a esas tentaciones que le impiden sostenerse fiel y unido a Ti. Y, por consiguiente, tenerte en el centro de mi corazón.
Soy, por tanto, consciente de esa lucha que se establece en mi interior y que divide mi corazón y dificulta mi seguimiento según tu Palabra y Voluntad. Por consiguiente, Señor, te doy gracias porque tu presencia me conforta, me fortalece y me auxilia en esa lucha de cada día contra el mal que irrumpe en mi vida y que trata de ir contra tu Voluntad.
Tú, Señor, me lo dices claramente hoy con tu Palabra: No he venido a traer paz, sino espada. Sí, he venido a enfrentar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; y enemigos de cada cual serán los que conviven con él. Y es que el mundo rechaza tu Palabra y trata de someternos y esclavizarnos contra tu Voluntad. Un mundo contrario al amor y dominado por el egoísmo y el poder. T Tú, Señor, vienes a auxiliarnos, a fortalecernos y protegernos contra ese mal que amenaza con destruirnos. Por eso, tu presencia, nos conforta y nos ayuda a enfrentarnos con todos aquellos que nos amenazan con separarnos de Ti.
Gracias, Señor, te pedimos que nos llenes de tu Amor y nos concedas la Gracia de saber discernir, encontrar la verdad - tu Verdad - y tomar la decisión del buen camino que Tú nos señalas. Incluso, a pesar de que sea duro y difícil, porque, yendo contigo podemos recorrerlo. Tú eres precisamente el Camino, la Verdad y la Vida. Amén.