En las dificultades se esconde la fe. Porque, es, precisamente, cuando las pruebas nos desafían cuando nuestra fe emerge y se presenta. Me atrevería a decir que, quizás, se hace necesario la dificultad - prueba - para ver realmente que dice tu corazón y dónde está tu fe. Remar y remar es la cuestión.
No podemos ni debemos quedarnos parados. En tal caso nos llevaría la corriente y quedaríamos a merced de la tiranía de los poderosos que buscan controlarlo todo. No paremos de remar y sigamos adelante.
Gracias, Señor, por tu presencia en este mar tenebroso, tempestuoso y lleno de peligros. Gracia, Señor, por tu fortaleza y tu poder sobre las aguas caminando sobre ella. Gracias, Señor, por tus Palabras de ánimo y seguridad. Porque, no es lo mismo caminar en tu presencia y sabiendo que nos acompañas que caminar solo y a merced de las tempestades.
Saber y experimentar que Tú, Señor, caminas con nosotros nos da seguridad, confianza, compañía y nos mueve a seguir y perseverar con las manos pegadas a los remos remando sin parar y avanzando, contigo y por tu Gracia. Amén