Ayer domingo comenzamos la cuarta semana de Cuaresma. Una semana que empezaba con la experiencia de volver a la vida. El funcionario real acude a Jesús con la esperanza que sane a su hijo ante la inminente amenaza de la muerte. Volver a la vida es la esperanza con la que vivimos todos, ante la amenaza de muerte que nos espera al final de nuestro propio camino.
Queremos seguir a Jesús hasta Jerusalén, porque queremos compartir nuestra muerte con la suya, con la esperanza de Resucitar como el Resucitó. Y, por eso, nos preparamos acompañándole en su subida hacia su Pasión para, luego, vivir la Pascua. Y le decimos:
Volvió a la vida
He aquí una respuesta a la amenaza sobre la
higuera muerta. Este hijo "prodigo" estaba
también como muerto. Al recibir "sus" bienes
para gozar de ellos libremente, había
cortado los vínculos vitales con su padre.
Pero pronto surgió la angustia. Sin saber
cómo iba a ser recibido, decidió volver
a la Casa de su Padre, porque se moría de hambre.
El Padre saltó de alegría: "mi Hijo estaba
muerto y ha vuelto a la vida".
El Papa Francisco desea que esta Cuaresma
sea "un momento fuerte para celebrar y
experimentar la Misericordia de Dios.
Oración
En lo más profundo de nuestras indignidades y
de nuestros errores, Señor, Tú nos esperas,
dispuesto a derretirte de ternura.
Haz que tenga la confianza suficiente y
que sea lo bastante humilde para atreverme a
presentarme ante Ti con mi culpa. Amén.
4º domingo de Cuaresma
6 de marzo de 2016
Parroquia Matriz San Ginés Obispo de Arrecife