Es mejor dar que recibir.
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sé, Señor, que es así. En la medida que nos demos y demos seremos más felices y recibiremos más. De tal forma que, aquellos que no compartan ni se den perderán hasta lo que tienen. Y al contrario, todos los que den de lo que tienen verán que su dicha y gozo aumenta.
Y aunque nos cueste creerlo es experiencia pura que hemos vivido y experimentado. En cierta ocasión una persona me comentaba con compasión la desdicha de una persona mayor al verse solo y desasistido. Era lo que había cosechado en su vida, y lo que ahora recogía. Lo perdía todo, hasta lo más valioso, la fe y el amor, salva conductos de nuestra felicidad eterna.
También nosotros podemos reflexionarlos y observarlos en muchas personas y situaciones que conocemos. No hay mayor alegría y dicha que la de aquellos que llegados a los últimos años de su vida dejan una estela de generosidad y entrega. Aparentemente, según los criterios del mundo no tienen nada, pero dentro de su corazón irradia una felicidad y dicha que a nada se puede comparar.
Te pedimos, Señor, que nos ilumine y nos des la fuerza de saber ponernos libremente en tus Manos para darnos y entregarnos con todo lo que hemos recibido a los demás. Amén.
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