La pregunta que flota en el ambiente es: ¿lo aceptas, lo defiendes o lo excluyes? Porque, también ha venido a salvarte a ti y la resurrección de Lázaro, que fue la que desató la decisión de matar a Jesús, es el fundamento de nuestra fe. Dice el Evangelio que muchos creyeron y nos importa en esta reflexión saber lo que piensas tú. Porque, también dice el Evangelio que otros no creyeron y fueron a avisar a los fariseos contándoles lo que había hecho Jesús.
Esa resurrección marca también la nuestra. Si Jesús ha resucitado a Lázaro, también lo podrá hacer con otros. Y eso significa que en Él resucitaremos todos los que le creamos y vivamos conforme a su Palabra. Los judíos vieron que su tinglado de mando y dominio sobre el pueblo se venía abajo y decidieron darle muerte. Y sigue, a través de la historia sucediendo lo mismo con sus seguidores. Quieren excluir a Jesús de la sociedad, porque la Verdad siempre molesta a los que deciden vivir en la mentira y la injusticia.
Hoy, Señor, nosotros queremos pedirte luz y sabiduría para perseverar en tu Palabra. Queremos pedirte fortaleza para sostenernos firmes en tu seguimiento, a pesar de saber que, como Tú, tendremos que cargar con nuestras propias cruces hasta el extremo de dar la vida por Ti. Sabemos que con nuestras propias fuerzas no podemos soportarlo, pero, abiertos y entregados al Espíritu Santo que nos acompaña desde el día de nuestro bautismo, lo conseguimos.
Porque, Tú, Señor, nos lo has prometido, y tu Palabra siempre se cumple. Así sucedió con Lázaro, con el hijo del funcionario real y otros. Y, lo más importante, tu propia Resurrección, Señor, por la que creemos que sigues y caminas entre nosotros dándonos esa fortaleza y valor que necesitamos ante los que quieren quitarte del medio. Porque, Tú, Señor, estás en cada uno de nosotros. Gracias Señor. Amén.