¿Hay algo que dé más esperanza que la Resurrección de Jesús? Porque, si Él ha Resucitado, se supone, y es muy gratificante pensar, que también nosotros resucitaremos. Como se suele decir ¿hay quien dé más? Luego, ¿por qué nos cuesta tanto creer? No hay mejor oferta en este mundo y, sin embargo, cuesta mucho tomarla y aceptarla.
La resurrección es un hecho, pero, otra cosa es donde estaremos una vez resucitados. Esa es la cuestión. Porque, quieras o no creértelo, tú, yo y todos resucitaremos, pero, otra cosa es estar a la derecha o izquierda - Mt 25, 34-46 - del Señor. Y no hay más pruebas. Todo está dicho y el signo de la Cruz - Muerte y Resurrección del Señor - es el fundamento de nuestra fe. De modo que, cada cual que elija su camino. Llegará el día que todos los ojos se abrirán y verán la Verdad.
Es indudable que el camino que conduce a esa derecha a la que antes nos referíamos no es nada fácil. La puerta que lo señala y abre es angosta, estrecha y difícil de encontrar. Porque, está escondida dentro de ti y necesitarás vaciarte de ti mismo, para, vacío, poder encontrar y hacerle hueco al Señor. Es entonces cuando se abrirá esa puerta estrecha y el camino se verá más claro.
Esa es nuestra esperanza y nuestra alegría. Pidamos al Señor con perseverancia, con entusiasmo, con insistencia, un día tras otro, la Gracia de buscarle, de persistir y de perseverar en el camino que nos lleva a Él, porque, no está en el sepulcro, ha Resucitado. Y como María Magdalena, corramos a anunciarlo, Jesús está Vivo y anda entre nosotros para llevarnos también con Él. Amén.