Jesús asciende a los cielos y su destino es volver al Padre. Ha venido enviado por el Padre y regresa de nuevo cumplida su misión al Padre. El Padre es su origen y su destino. Por lo tanto, sólo desde esa fe en Jesús y a través del Él podremos nosotros conocer al Padre, pues, sólo por Jesús llegamos al Padre.
Y también, por Jesús, el Hijo predilecto y amado del Padre, nosotros, en El, somos hijos también del Padre - Rm 8, 16-17 - en y por el Espíritu Santo. Nuestro bautismo nos hace hijo de Dios y coherederos, con Cristo, de su Gloria. Pero, todo si en verdad padecemos con y junto a Él para ser glorificados en Él.
Somos de la gran familia divina que Jesús, el Hijo, con su Ascensión nos lleva al Padre en este hermoso día, próximo domingo, donde celebramos su Ascensión a los Cielos. Pidamos, confiados como hijos de nuestro Padre del Cielo, vivir siempre en este conocimiento de filiación divina y tener siempre presente nuestro destino a alcanzar, que no es otro que subir, por los méritos de nuestro Señor Jesús, al Reino de los Cielos junto a nuestro Padre. Amén.