Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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domingo, 24 de marzo de 2019

SÓLO TÚ, SEÑOR, TIENES PALABRA DE VIDA ETERNA

Resultado de imagen de Lc 13,1-9 por Fano
Nada hay en el mundo que pueda satisfacer al hombre con gozo y plenitud eterno. ¡Nada, porque en este mundo todo perece y termina! Y lo que es perecedero no alcanza la felicidad eterna, pues en cuanto desaparece nos sume en un vacío que nos entristece y nos deja peor. Nuestra experiencia nos lo dice cada día cuando vemos la cantidad de personas que llegan al final de su camino. Nosotros no somos mejores y también nos llegará nuestro momento final.

Pero, lo hermoso, importante y bueno es que Dios, nuestro Padre revelado por su Hijo, nuestro Señor Jesús, nos quiere salvar. Nos lo manifiesta Jesús cuando nos lo dice en la oración del Padrenuestro. Nos anima a que hagamos su Voluntad, que significa que vivamos nuestra vida siguiendo su Palabra. Y esa Palabra nos la ha revelado Jesús y la ha dejado en sus apóstoles - la Iglesia - para que nosotros no nos perdamos, no nos olvidemos y la sigamos con fidelidad y perseverancia.

Posiblemente, nuestros esfuerzos aparente ser vanos. Quizás no vemos que nuestra vida da frutos o que nuestra fe está estancada. No perdamos la fe y la confianza en el Señor. Su paciencia es Infinita y aguarda a que lleguen nuestros frutos. Y, por supuesto que llegarán si somos perseverantes y continuamos el camino que el Señor Jesús nos ha trazado. Es Él el Camino, la Verdad y la Vida y siguiéndole daremos los frutos que, por su Gracia, brotarán del esfuerzo de nuestra humilde vida.

Pidamos al Señor que aumente nuestra fe y que nos dé esa perseverancia y esa paciencia para no desfallecer y nunca dejar de seguirle y de esforzarnos en convertirnos abonando nuestra viña particular - la vida - de buena tierra para que dé los frutos esperados. Tengamos plena confianza en Él. Amén.

sábado, 22 de octubre de 2016

FORTALECIDOS Y ESPERANZADOS EN TU PACIENCIA Y MISERICORDIA

Gracias, Señor, por tu Paciencia y tu Misericordia. ¿Qué sería de mí sin ellas? Mi vida, mi pobre vida no merece tanta paciencia y, menos, misericordia. Mis pecados me impiden dar frutos. Soy víctima de mis pasiones, de mis apetencias y esclavitudes; de mis egoísmos. 

Soy higuera estéril que no da frutos e indigna de merecer perdón y misericordia. ¿Qué más puedo decir? Sin embargo, por la Misericordia de Dios, me siento reconfortado y esperanzado. Tus Palabras de hoy, Señor, no sólo accedes a darme más tiempo, sostienes mi vida, sino a darme la Vida de la Gracia contenida en y por tus sacramentos.

Así, alimentado con tu Cuerpo y Sangre, bajo las especies del pan y vino, puedo fertilizar y alimentar mis raíces y dar esos frutos que Tú esperas recoger de mí. Gracias, Señor, porque tu Misericordia me sostiene y me fortalece. Gracias, Señor, porque tu Infinita Paciencia me da la oportunidad de recuperarme, de levantarme y de reiniciar el camino que tu Infinita Misericordia me regala.

Gracias, Señor porque eres el agua viva que riegas mi vida y que la fertilizas con los frutos que nacen de tu Amor. Amén.

sábado, 24 de octubre de 2015

RIEGA MI VIDA, SEÑOR, CON TU GRACIA



Aparta de mí, Señor, todo pensamiento que me tiente y me haga sentir higuera que da frutos. Porque en lo más profundo de mi carnalidad humana y pecadora, pienso así. Quiero, no creérmelo, pero la tentación siempre está ahí, y el demonio la aprovecha cuando la ocasión se le presenta.

Y son numerosas, porque son muy pobre, tanto moral como espiritual. Aunque las apariencias digan y den otra imagen. Sí, Señor, necesito el riego de tu Gracia, que haga fertilizar el estiércol de mi vida, sin la cual mi higuera quedará estéril y seca.

Sí, sé que tengo que cavar alrededor de mi vida, y enterrar todas mis miserias morales, mis tentaciones y ofertas de este mundo y mis pecados, para que regados, con y por tu Gracia, queden limpias para, bien cultivadas y fertilizadas, den frutos de Vida Eterna.

Gracias, Señor, por tu Misericordia, y por permitir que mi vida se sostenga un instante más. Gracias por darme la oportunidad de vivir cada instante de mi vida teniendo la posibilidad de cavar en mi higuera personal y, abonada con el estiércol y arena de mi vida, regarla con el Agua que Tú me regalas, por tu Amor y Misericordia, para que dé frutos.

Son tus frutos, Señor. Frutos que has puesto en mis manos pecadoras, y que, regalada la tierra de mi vida, esperas que cultivándola en tu Amor y Palabra, obtenga los frutos que Tú esperas recoger. 

Gracias, Señor, por tu confianza y por tu amor. Es un reto recibir ese regalo, y me siento muy agradecido, pero también temeroso y asustado. Dame la sabiduría, la fortaleza y voluntad de emplearme con todas mis fuerzas para cultivar la parcela de mi vida que Tú me has entregado, para no fallarte, y a la hora que vengas a ver mi higuera, encuentre los frutos que esperas de mí. Amén.