Imaginar como sería la vida junto al Padre es un atrevimiento de ignorancia y de total necedad por nuestra parte. No sabemos nada al respecto ni podemos saberlo, pues desde el momento que podamos interpretar lo que Dios nos tiene preparado, Dios no sería inalcanzable y podríamos entenderle. Ese, sí, seguro, no sería Dios. Dejaría de serlo inmediatamente. Dios es inalcanzable y, precisamente, por eso es Dios. Luego, atrevernos, repito, imaginar la vida junto al Padre sería vano e inútil. Dios es ininteligible para nosotros, sus criaturas y nunca, salvo cuando Él quiera y estemos frente a Él, lo entendermos y no nos hará falta la fe. Mientras tendremos que seguir creyendo y fiándonos de su Palabra.
Nuestro destino es otro mundo totalmente diferente e imaginario al nuestro. Un mundo ausente de dolor, de sufrimiento y de todo lo que pueda complicar nuestra vida. Un mundo ausente de problemas, enfermedades, odios, venganzas y guerras. Un mundo donde el gozo, la paz, la concordia, la justicia y el Amor sean lo que todos respiramos. De qué manera y cómo compete a Dios, porque para Él nada hay imposible.
Un mundo que aceptamos en y por la Palabra de Dios y al que aspiramos confiados en su Infinita Misericordia y Amor. Un mundo que no merecemos ni nunca, a pesar de nuestras posibles buenas obras, podremos alcanzar y merecer. Un mundo y otra nueva vida plena de gozo y felicidad que es puro regalo por la Misericordia y Amor de Dios y la que nunca podremos merecer ni hacer méritos para ello, porque nuestras obras son finitas y Dios es Infinito y inalcanzable para por nuestros merecimientos merecer, valga la redundancia, la gloria eterna.
Por todo ello, Señor, te pedimos que nos sostengas en tu Pensamientos y nos des la fortaleza y sabiduría de perseverar en tu camino y según tu Palabra aunque la oscuridad del pecado nos enturbie nuestro camino y nos ponga tropiezos y dificultades para avanzar. Gracias por tu Misericordia y Amor. Amén.