No son sólo las palabras sino los hechos lo que dejan constancia y dan testimonio de lo proclamado. Y lo que da veracidad al compromiso verbal. En Jesús todo se cumple, la Palabra y la Vida. No nos queda sino dar credibilidad y veracidad a la Palabra de, Dios, porque lo que ha dicho se ha cumplido, hasta el punto que ha entregado su vida por cada uno de nosotros.
Es muy halagador sentirnos tan protegidos y queridos hasta ese extremo, y tan importante que nuestro rescate merece una fiesta y alegría. No se puede pedir más. Gracias Señor por tan alta demostración de Amor que no deja lugar a duda. Te has hecho Hombre para dar tu vida de Hombre por la mía y rescatarme para la Gloria de tu Padre.
No podemos entender el alcance de este amor, porque no nos cabe en nuestras limitadas cabezas. Déjanos Señor permanecer pequeños, indefensos y a merced de tu protección, porque sólo así nos sentiremos niños, inocentes y abandonados a tus Manos Bondadosas y Misericordiosas.
Que siempre, Señor, seamos niños perdidos y necesitados de tu encuentro, para siempre permanecer en esta actitud de buscarte y, sobre todo, esperarte. Quiero sentirme, Señor, oveja perdida y necesitada de Ti, porque en Ti encontraré esa paz, justicia y amor que busco. Amén.