No basta con simplemente la ley, porque de ser así no sería tan difícil cumplir. Hay mucha gente muy buena cumplidora, pero por eso, no muy buena gente. Porque cumplir es una cosa buena, y que está muy bien, pero no es suficiente. El amor va mucho más allá del mero cumplimiento.
El amor exige perdonar y mucha paciencia con todo aquellos que, aún cumpliendo con nuestro deber, debemos permanecer a su lado y hacerles compañia. No somos mero cumplidores con el deber de atender a nuestros padres, sino, somos sus hijos. Les debemos todo aquí en la tierra, y ellos han cumplido con su deber de padres, dándonos todo su amor y su vida. ¿No debemos corresponderles nosotros ahora que ellos no se pueden valer o cuidar por sí mismos?
Si no somos capaces de hacerlo con ellos, ¿qué haremos con el Amor del Señor, al que le debemos todo? El amor que dedicamos a nuestros padres es la mejor ofrenda de amor que podemos dedicar a nuestro Padre Dios. Porque en ellos vemos representado a Dios y al amor que nuestro Padre Dios nos ha dado en y por mediación de ellos.
Pidamos al Señor que sepamos cumplir con ese verdadero amor. No quedándonos simplemente en las leyes y prácticas, sino viviendo el mismo espíritu de amor que nuestro Padre Dios tiene con cada uno de nosotros. Por eso, desde este rincón de oración, unidos y cogidos de las manos virtuales que nos enlaza, te pedimos, Señor, capacidad, sabiduría, fuerza, paciencia y perseverancia para servir con todas nuestras fuerzas a nuestros padres y honrarlos según tu Voluntad, y no con la nuestra, con las que ponemos los hombres para quitarnos todo el peso del amor que nos exige compartir y entregarnos a ellos.
Confiados en que, en Ti, Señor, podemos conseguirlo, porque Tú nos acompañas y estás con nosotros cada día, dándonos e imprimiéndonos ese tu mismo Espíritu con el que nos enseñas, te damos con renovadas esperanza las gracias.