No cabe duda que es Dios quien se acerca a nosotros. Y para eso se hace Hombre y nace en el Niño Jesús y crece y vive entre los hombres. Pero muchos no le reconocieron y no se movieron para buscarle y conocerle. Sin embargo, Lucas nos cuenta que los pastores fueron corriendo y encontraron a María y a José y al Niño acostado en el pesebre.
Venían maravillados de las cosas que se le había dicho de ese Niño, y al contarlas, todos los que las oían se admiraban. Sin embargo, María, en silencio, conservaba todas esas cosas meditándolas en su corazón. ¿Las meditamos también nosotros? Sabemos lo que va a ocurrir porque se nos ha revelado en las Escrituras. Nosotros corremos con ventaja, ¿pero esa ventaja la vivimos consciente de que el Señor vive y está entre nosotros? ¿O es algo que sabemos por tradición y no le damos el lugar principal en nuestra vida?
Pidamos al Señor que seamos como los pastores: humildes, sencillos y deseosos de correr y encontrarnos con el Señor.