Sin imponer, sin juzgar, sin segundas intenciones. Así te acercas, Jesús, al que más te necesita. Y a mí también. Dejas espacio, silencio, posibilidad para que sea él -para que sea yo- quien exponga su deseo, mi necesidad, mi anhelo. Sin prisas, sin condiciones, sin exigencias. Así, Jesús, perdonas, curas, sanas. ¿Me lo creeré alguna vez?
¿Aprenderé tu modo de acercarme, de dejar espacio, de perdonar, de curar y de sanar?
(Oscar Cala, sj)
Desde mi parroquia, por el párroco
D. Juan Carlos Medina Medina.