Solemos buscar en otros lugares externos a nosotros. Pensamos que afuera está lo que necesitamos para ser feliz y obviamos mirar dentro de nuestro corazón. Y aunque oímos que dentro de nosotros está el Tesoro de nuestra vida no terminamos de creérnoslo y desistimos de mirar. Y afuera no encontraremos nunca nada que pueda dar sentido y valor a nuestra vida.
Es necesario volver la mirada para nuestro interior y buscar en nuestro corazón. Jesús, el Señor, se ha quedado en nosotros y nos ha enviado al Espíritu Santo que nos acompaña y nos revela todo lo que Él nos ha enseñado y lo que nos falta de conocer a lo largo de nuestro peregrinar. Él se ha hecho alimento para nuestra alma y se nos da cada día en la Eucaristía bajo las especies de pan y vino. Es el alimento espiritual que nos fortalece y nos da ánimo para continuar la lucha y avanzando.
No perdamos el norte de nuestra vida y pidamos siempre estar alimentados por el Cuerpo y la Sangre del Señor bajo las especies de pan y vino. Hoy, día en el que celebramos Copus Christi, Cuerpo y Sangre del Señor, celebramos su promesa de quedarse siempre con nosotros y ofrecernos ese alimento que alivia nuestra fatiga, nuestro cansancio y nos da fuerza para seguir el camino. Al igual que hizo con aquella multitud fatigada y cansada que alimentó con cinco panes y dos peces, también ahora a nosotros nos alimenta cada día en la Eucaristía con su Cuerpo y Sangre bajo las especies del pan y vino.
Gracias, Señor, por este hermoso gesto de cercanía, de acompañamiento, de alimento y fortaleza espiritual para que no desfallezcamos y sigamos siguiendo tus pasos. Gracias, Señor, por tan hermosa prueba de amor y de confianza en cada uno de nosotros. Te pedimos que nos des capacidad de discernir, sabiduría para elegir y fortaleza para nunca perder el ritmo de tus pasos y perseverar y permanecer siempre junto a Ti. Amén.