Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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viernes, 22 de octubre de 2021

NO BUSQUE AFUERA, LA LLAMADA ESTÁ DENTRO DE TI

 

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS. 

 

Escrudiña dentro de ti, en lo más profundo de tu corazón. Ahí está tu tesoro, tu verdadera libertad y salvación. Sí, los signos de los tiempos te permiten, si los observas y te fijas en ellos, intuir si el tiempo va a cambiar, si va a aparecer la lluvia o el viento. Y de la misma manera, dentro de ti se esconde la sabiduría de saber si este es buen camino o no lo es.

Necesitas abrir tu corazón a la Luz del Espíritu Santo. Ha bajado a ti el día de tu bautismo, y, escuchándole y observando los acontecimientos que suceden en tu vida - como ocurre con el tiempo - podrás escuchar lo que Dios te va indicando y señalando.

Pidamos al Señor esa capacidad y sabiduría de amar a su estilo, porque, en el amor encontraremos la fortaleza para discernir y saber dónde está la verdad y lo justo. Saber discernir sobre el tiempo que nos ha tocado vivir e interpretarlo a la luz del Espíritu Santo para conocer el camino que realmente nos lleva a un encuentro verdadero, serio y comprometido con el Señor.

Danos, Señor, te lo suplicamos humildemente, la paciencia y la sabiduría de encontrar tu Camino e interpretar tu Voluntad a través de los signos de los tiempos. Porque, solos, Señor, nos perderemos y quedaremos sometidos a las seducciones de este mundo que nos amenazan con olvidarnos de Ti. No permitas, Señor, que eso nos ocurra. Amén.

domingo, 13 de junio de 2021

ENSÉÑAME, SEÑOR, A SER BUENA TIERRA PARA LA SEMILLA PLANTADA EN MI CORAZÓN

 

No tengo ninguna duda que hayas dejado dentro de mi corazón, Señor, la huella de tu Amor. Y, hasta sin querer, esa semilla por tu Gracia y Voluntad, crece y me impulsa a parecerme a Ti. Experimento, Señor, que hay muchas cosas en los hombres y mujeres de este mundo que se parecen a Ti.

Sin embargo, a pesar de eso muchos no quieren reconocerlo y a otros ni le importa. Sin embargo, a pesar de eso tu semilla, sembrada en nuestros corazones, continua impertérrita su desarrollo esperando a que despertemos y nos demos cuenta que Tú, mi Señor, eres nuestra única salvación. Y todo por tu Infinito Amor Misericordioso. Es tan grande el misterio que no nos damos cuenta que nos das todo de forma gratuita y sin condiciones. Así y todo, nos regalas la oportunidad de que, también por tu Gracia y Amor, elijamos libremente nuestra salvación eterna.

Te pedimos, Señor, la Gracia de darnos cuenta de tu presencia amorosa dentro de nuestros corazones, pero, también, la fortaleza y voluntad de sostenernos firmes y motivados ante las seducciones, placeres y tentaciones que nos presenta este mundo y a nuestras propias apetencias y pasiones que, como la cizaña ahogan nuestra fe. Gracias, Señor.

sábado, 10 de abril de 2021

HAZ, SEÑOR, FÉRTIL LA TIERRA DE MI CORAZÓN

 

Corremos el riesgo de que nuestra buena tierra, la de nuestro corazón suave y bueno, se endurezca e impida que la semilla plantada en él eche raíces y dé buenos frutos. Los afanes y ambiciones de este mundo pueden ahogar esa semilla de fe sembrada en nuestros corazones. Por tano, estemos vigilantes y atentos a no desviarnos del Camino, de la Verdad y de la Vida.

 Y es que, solo en la cercanía de Jesús y siguiendo sus huellas lograremos suavizar y ablandar la tierra de nuestro corazón, para, luego acoger la semilla de la fe sembrada en él y favorecer su crecimiento hasta el punto de convertirnos en testigos fieles de su Resurrección. Danos, Señor, la fortaleza y firmeza de la fe, para disipar toda duda y, por el contrario, nos afirme en ser testigos fieles de su Resurrección.

Danos, Señor, la fortaleza y firmeza de la fe que disipe toda duda y nos afirme en ser testigos fieles de tu Resurrección. Envíanos, Señor, tu Espíritu y nuestros corazones serán de nuevo creados. Amén.

sábado, 13 de marzo de 2021

LLENA, SEÑOR, MI CORAZÓN DE HUMILDAD

 

Sé, Señor, que necesito abajarme y reconocer mis pecados, mis debilidades, mis apetencias, mis egoísmos y todo aquello que me impide abrirme a tu amor misericordioso. 

Porque, todo, Señor lo que me rodeas es caduco y termina. Solo Tú tienes Palabra de Vida Eterna. Por todo ello, Señor, necesito, y te suplico que llenes mi corazón de humildad para que pueda fortalecerme y despojarme de todo aquello que impide tu presencia en mi pobre corazón.

Dame la sabiduría de preparar mi corazón para recibir al Señor y disponer para Él el mejor lugar de mi corazón desde donde Él pueda reinar y transformarme según su Voluntad. Porque, eso es lo único y verdaderamente importante, hacer tu Voluntad, Señor, y no la nuestra que está siempre en el error. Eso, Señor, será lo mejor, lo que me conviene y lo que verdaderamente necesito.

martes, 29 de septiembre de 2020

CAMBIA MI CORAZÓN, SEÑOR


El pecado no está afuera porque lo de afuera no me contamina. El pecado está dentro de cada uno de nosotros y vive en nuestro corazón. Un corazón herido y contaminado por el pecado, que, dentro de nosotros, nos arrastra a la desobediencia y al rechazo de la Voluntad de Dios. De modo que, la batalla no se fragua ni se libra afuera, sino dentro de nosotros, concretamente en nuestros corazones.

Sabido y aceptada es esa batalla dentro de mí, Señor, te pido fortaleza, perseverancia y sabiduría para sostenerme firme, bien intencionado y no acceder ni desfallecer a las tentaciones y seducciones que este mundo me propone y con el que mi corazón, débil y frágil, es amenazado y tentado. Me experimento pequeño, débil e indefenso como si de un niño se tratara y, te suplico, Señor, que mi ángel de la guarda me proteja y me señale claramente el camino de mi salvación.

Sé que ha estado presente en todo momento en mi vida y lo he experimentado en esos momentos donde mi vida ha sido amenazada y puesta en peligro. No solo física, sino también espiritualmente. Señor, te doy gracias por su presencia y abro mi corazón a acogerlo y a dejarme conducir por sus ordenes, pues sé que vienen enviados por ti. Amén.

lunes, 24 de agosto de 2020

UNA MIRADA PERDIDA

Nathanael Under the Fig Tree | Biblia imagen, Natanael, San ...
Muchos me hablan, Señor, de Ti. Y, muchos quieren presentarme a Ti, y, por supuesto,  llevarme a tu presencia. Sin embargo, yo no les escucho ni doy importancia a tu Persona. Me niego a conocerte, posiblemente porque no valoro tus Palabras ni tus promesas. No creo en ellas y considero mejor las mías y, por supuesto, mis proyectos. 

Percibo y valoro más las cosas que el mundo me ofrece hasta el punto de sentirme seducido por el mismo. Sin embargo, debo confesarlo, experimento un vacío y una sensación de insatisfacción y un sentimiento de como volver a empezar de nuevo.

 Esa felicidad que percibo y que creo tocar con los placeres y seducciones de este mundo, se esfuma y como si de espejismos se tratara, desaparecen de la misma forma que aparecen. La realidad es que siempre me encuentro en el mismo sitio como si de volver a empezar se tratara.

Y, es verdad, mi corazón anhela encontrar esa felicidad plena. Te busco, Señor, con el deseo de que seas Tú, esa felicidad anhelada y buscada en tu mirada dulce, amorosa y misericordiosa. Señor, haz que esa mirada se sostenga eternamente dentro de mi pobre corazón. Cada instante de mi vida voy experimentando que, junto a Ti, experimento, valga la redundancia, esa felicidad de gozo, serenidad y paz que llena plenamente mi corazón. Todo lo demás - que el mundo ofrece - se desvanece de la misma forma que aparece. 

Tú, Señor, eres el agua Viva que salta hasta la Vida Eterna. Danos, Señor de esa agua para no volver a tener sed de este mundo obsoleto, vacío y caduco. Amén.

sábado, 21 de marzo de 2020

AYÚDAME, SEÑOR, A DESCUBRIR EL FARISEO QUE DUERME EN MI CORAZÓN

Resultado de imagen de Lc 18,9-14
No debo negarlo, dentro de mí duerme, en mi corazón, un fariseo. Un fariseo que despierta cuando los intereses de mis hermanos no son los míos. Cuando lo que dice el otro no es lo que digo yo, o lo que piensa el otro no es lo que pienso yo. Y, por su boca, insulto, ofendo, defiendo mi verdad, que no la Verdad, y me creo mejor que el otro. Pero, si eso no me lleva a despertar y observar al fariseo arrogante y orgulloso que vive en mi corazón, miento cuando confieso que soy un pecador.

La otra opción es la del publicano, que, sin interiorizar mucho sus actitudes, de antemano se confiesa pecador. Y su humildad le lleva a postrarse y agachar su cabeza. Es esa la opción, Señor, que yo quiero tomar. La del humilde y mísero publicano. La de aquel que sabe, aunque muchas veces se pierda en su ignorancia y se crea con algún mérito, que es un pobre pecador y que no merece nada. La de aquel que necesita de tu Misericordia y de tu Gracia para mantenerse erguido y firme frente a la tentación y al pecado. 

Yo, Señor, quiero ser ese fariseo, pecador sí, pero humilde y dispuesto a postrarse ante Ti para que, con tu Gracia, levantarse y seguir detrás de tus huellas tu camino. Por eso, Señor, como aquel publicano del que Tú dices que volvió a su casa justificado, yo quiero pedirte perdón por todos mis pecados y suplicar tu justificación misericordiosa por tu Infinito Amor. Amén.

martes, 25 de febrero de 2020

NECESIDAD DE CAMBIAR MI CORAZÓN

Quizás no nos demos mucha cuenta, pero nuestro corazón está apegado a las cosas de este mundo. Y mientras siga apegado seguiremos sufriendo. ¿Por qué? Porque, siempre queremos más, siempre queremos más comodidad, más satisfacciones y más de todo. Lo decimos en esa canción de "todos queremos más..." Desapegarnos nos cuesta mucho porque, entre otras cosas, va contra nuestra propia naturaleza egoísta y herida por el pecado. Es la lucha de cada día contra nosotros mismos.

Y no hay otro camino sino el de cambiar nuestro corazón. Evidentemente, necesitamos cambiar nuestro corazón egoísta y materializado por un corazón desprendido, suave, humilde, manso y dado al servicio de los demás. Y eso no está en nuestras manos porque somos débiles y pecadores y estamos inclinados al egoísmos. No podemos contra nosotros mismos por la debilidad del pecado. Necesitamos, Señor, tu Gracia para poder cambiar nuestro corazón según tu Voluntad.

Es eso lo que hoy te pedimos, Señor. Tener un corazón suave, manso, humilde y desprendido de estas cosas terrenales, que, aunque las necesitamos y debemos prestarle atención, no son las definitivas ni las de mayor importancia, porque siempre, Señor, siempre Tú tendrás la última Palabra. Por lo tanto, Señor, te pedimos un corazón nuevo, fortalecido en tu Gracia y desprendido para estar siempre disponible para el servicio. Amén.

miércoles, 12 de febrero de 2020

TÚ Y YO MANCHAMOS LO QUE YA DE POR SÍ ES BUENO

Resultado de imagen de Mc 7,14-23 por Fano
Si te paras y observas llegarás a la conclusión que todo lo que te rodea es bueno. El sol calienta; la tierra da vida y alimento; los animales sirven al bien del hombre y todo ha sido creado para disfrute y gozo del hombre y mujer. Luego, ¿de dónde salen las impurezas, las malas intenciones y el mal? No queda otra alternativa que del corazón del hombre. Su afán de poder y de ser más que el otro le lleva a contaminar lo puro y convertirlo en impuro.

Así sucedió con Adán, quiso ser como Dios y creyó que podía ser independiente y poderoso. Ese es el pecado del hombre. Adán no ha desaparecido, porque, hoy existen muchos Adanes que, rechazando a Dios, creen que comiendo la manzana podrán ser poderosos y felices. Ciegos que no ven lo que tienen a un palmo de su nariz, su propia muerte y desdicha eterna.

¿Acaso no experimentas gozo y felicidad cuando haces el bien? ¿No lo has probado o experimentado? Inténtalo y comprobarás que esa felicidad que buscas está en dar y servir, más que en recibir y ser servido. Comprueba que se recibe más amando que siendo amado. Comprueba y experimenta que la Cruz es la salvación eterna y donde está escondida tu felicidad. 

Y eso está escrito en y dentro de tu corazón. Búscalo y sácalo a flote, porque de esa manera verás el mundo de otra forma y todo lo que toques se convertirá en puro aniquilando las impurezas. Pidamos al Señor que nos dé un corazón capaz de florecer todas nuestras buenas intenciones y, descontaminado todas nuestras impurezas, saquemos de él todas nuestras purezas sembradas por nuestro Padre Dios en nuestro corazón. Amén.

martes, 4 de febrero de 2020

TU FE TE HA SALVADO

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Señor, quiero creer y serte fiel, pero, mi corazón impuro y apegado a las cosas de este mundo y tentado por mis concupiscencias y apetencias carnales se ciega y se endurece.

Estoy muerto como esa niña, hija de Jairo, o enfermo como esa mujer que padece flujos de sangre. Necesito, Señor, que me ordenes levantarme o que cures mis enfermedades para que mi corazón purificado y limpio por tu Gracia crea en Ti.

Te pido, Señor, que me des un corazón bien intencionado e inocente. Un corazón sin malicia y fortalecido en la voluntad de abrirse a la luz del Espíritu Santo y, fuera de toda duda e incredulidad, crea en Ti, Señor. Te pido, Padre mío que, por los méritos de tu Hijo Jesucristo, inundas mi impuro corazón de tu Gracia y, como Jairo y esa mujer, dame la fe de creer en Ti como mi libertador y salvador que me liberas del pecado del mundo por tu Infinita Misericordia. Amén.

domingo, 1 de diciembre de 2019

DAME, SEÑOR, UN CORAZÓN VIGILANTE

Resultado de imagen de Mt 24, 37-44"
No quiero dormirme, Señor, ni tampoco dejarme mecer por las pasiones y espejismo de este mundo. Porque, todo lo que él me ofrece es caduco y solo aparente ya que está destinado a desaparecer. Yo quiero vivir eternamente, porque es esa la huella que Tú, Señor - Jr 31, 31-34 - has escrito en mi corazón, una huella que me habla de una Alianza que has hecho conmigo y que me promete felicidad y vida eterna. 

Y sintiéndome frágil y pobre, Señor, te pido que fortalezcas mi corazón para que se mantenga vigilante y atento a tu Palabra y a tus indicaciones para no perderme en el camino. Porque, las seducciones que el mundo me propone y con las que me provoca son superiores a mi fuerza y necesito tu Gracia, Señor, para poder rechazarlas y vencerlas. 

No quiero, Señor, perderme en la superficialidad y en las costumbres tradicionales que me dejan indiferente ante tu Palabra. Quiero escuchar en actitud de hacerlas mías y guardarlas en mi corazón para vivirlas con coherencia en los días que peregrino por este mundo. Es esa mi humilde oración, Señor, que te pido con todas mis fuerzas y buenas intenciones. 

Sé que respetas mi libertad, pero sé también y conozco mi debilidad y fragilidad sometidas a mis pasiones y comodidades. Sé que tendré que luchar y sufrir, pero, tanto para tanto para soportar como defenderme necesito tu fuerzas, Señor. El deseo de mi corazón es servirte, Señor, y servirte amándote a Ti primero para, luego, lleno de tu Amor poder amar a los demás. Y, sin entender como lo puedes hacer, yo, Señor, confío en tu Palabra y en tu Poder, porque, para Ti no hay nada imposible. Amén.

domingo, 22 de septiembre de 2019

MI CORAZÓN ES DÉBIL Y ESTÁ LLENO DE APETENCIAS

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El problema es que mi corazón es humano, débil y lleno de apetencias. Es un corazón fácil de vencer y de seducir por pasiones y apetencias que viven en su hepicentro. Su conversión pasa por desalojar todo lo que de humano es contrario al amor y sustituirlo por verdadero amor. Ese amor que se da, se olvida de sí mismo hasta el sacrificio por el otro. Ese amor que sorprendentemente, y para sorpresa de uno mismo, esconde el verdadero gozo y felicidad que todo ser humano busca.

Se trata de ir cambiando mis egoísmos por generosidades; se trata del trueque del desamor por el amor; se trata de ir muriendo a mis apetencias y satisfacciones para cambiarlas por la verdad y la justicia frente a los otros. Se trata de no mirar sólo por mí sino mirar para lo que le pasa al otro. Sobre todo al que sufre de manera injusta o es oprimido por otros. Se trata de no guardar para mí, sino compartir con los otros.

Comprendido esto se hace necesario buscar ayuda en quien te puede ayudar. Nadie te podrá ayudar en convertir tu corazón de piedra y egoísta en un corazón suave y amoroso que Jesús. Porque, para convertir hay primero que ser, porque, quien no tienes no puede dar. Se trata primero de ser para, luego, hacer. Y sólo Jesús, el Señor, puede transformar mi corazón egoísta en un corazón amoroso y dado a darse en amor por los demás. 

Es eso, Señor, y no otra cosa la que te pido hoy. Transformas mi corazón de piedra, endurecido por el egoísmo de tener, de poseer, de poder y de satisfacción, en un corazón dado, abierto a comprender y a ayudar y dispuesto a despojarse de todo aquello con lo que pueda aliviar tu dolor y llenarte de amor. Amén.

domingo, 23 de junio de 2019

¿BUSCAMOS DENTRO DE NUESTRO CORAZÓN?

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Solemos buscar en otros lugares externos a nosotros. Pensamos que afuera está lo que necesitamos para ser feliz y obviamos mirar dentro de nuestro corazón. Y aunque oímos que dentro de nosotros está el Tesoro de nuestra vida no terminamos de creérnoslo y desistimos de mirar. Y afuera no encontraremos nunca nada que pueda dar sentido y valor a nuestra vida.

Es necesario volver la mirada para nuestro interior y buscar en nuestro corazón. Jesús, el Señor, se ha quedado en nosotros y nos ha enviado al Espíritu Santo que nos acompaña y nos revela todo lo que Él nos ha enseñado y lo que nos falta de conocer a lo largo de nuestro peregrinar. Él se ha hecho alimento para nuestra alma y se nos da cada día en la Eucaristía bajo las especies de pan y vino.  Es el alimento espiritual que nos fortalece y nos da ánimo para continuar la lucha y avanzando.

No perdamos el norte de nuestra vida y pidamos siempre estar alimentados por el Cuerpo y la Sangre del Señor bajo las especies de pan y vino. Hoy, día en el que celebramos Copus Christi, Cuerpo y Sangre del Señor, celebramos su promesa de quedarse siempre con nosotros y ofrecernos ese alimento que alivia nuestra fatiga, nuestro cansancio y nos da fuerza para seguir el camino. Al igual que hizo con aquella multitud fatigada y cansada que alimentó con cinco panes y dos peces, también ahora a nosotros nos alimenta cada día en la Eucaristía con su Cuerpo y Sangre bajo las especies del pan y vino.

Gracias, Señor, por este hermoso gesto de cercanía, de acompañamiento, de alimento y fortaleza espiritual para que no desfallezcamos y sigamos siguiendo tus pasos. Gracias, Señor, por tan hermosa prueba de amor y de confianza en cada uno de nosotros. Te pedimos que nos des capacidad de discernir, sabiduría para elegir y fortaleza para nunca perder el ritmo de tus pasos y perseverar y permanecer siempre junto a Ti. Amén.

miércoles, 19 de junio de 2019

PURIFICA, SEÑOR, MI VIDA

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Me reconozco y confieso pecador y, aunque mis intenciones más profundas buscan una relación íntima y verdadera, confieso, Dios mío, que me siento inevitablemente tentado al lucimiento, a la exhibición y a buscar la admiración de los demás. No es esa mi intención, pero me condiciona mi humanidad sometida y amenazada por mis instintos, mis apetencias y mis inclinaciones.

Por eso, Señor, aprovecho este rincón y este momento para pedirte, una vez más, que purifiques mi corazón ,humanizado y contagiado por el hedonismo de este mundo, y derrames tu Gracia sobre él para que, como Tú me dices en tu Palabra, que mi mano derecha no sepa lo que hace la izquierda. Y para que todas mis actitudes busquen desde la verdad mi íntima relación contigo sin mirarme ni buscar lucimientos ni admiraciónes de los demás.

Haz, Señor, que mi piedad sea transparente y auténtica según tu Palabra. Tú sabes que es lo que busco y quiero, y me duelo de ello, pero, también conoces mis limitaciones, causa de mi naturaleza humana, herida por el pecado y sujeta a mis instintos humanos y apetencias carnales. Desde aquí te pido humildemente, Señor, que limpies mi corazón vanidoso y manchado por mis apetitos para que mi relación sea más auténtica, más coherente y fiel a tu Palabra. Amén.

sábado, 11 de mayo de 2019

¡SEÑOR, DAME SABIDURÍA PARA PERSEVERAR EN TU PALABRA!

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Las dudas me acompañan en mi camino de cada día. Me siento inseguro y atormentado por el mundo, demonio y carne que me acechan, me inquietan y tratan de seducirme con todas sus ofertas de pasiones, placeres, espejismo de felicidad y de poder, riquezas y toda clases de seducciones carnales que apetecen a mi naturaleza humana y la desquician y debilitan. 

¡Sin Ti, Señor, estoy en sus manos! Y, a pesar de mis debilidades y caídas, no quiero, Señor, entregarme a ellos. Porque, ellos son hijos de la mentira y de la perdición. La carne y el mundo son mentiras y engaños que seducen al principio bajo las apariencias de felicidades apoyadas en espejismos. Tratan de que caigas en sus redes y luego, como si de un drogadicto se tratara, te someten y te esclavizan.

Imploro, Señor, tu presencia y tu ayuda. Hay momentos que pienso que te escondes o que no estás conmigo. Hay momentos que extraño tu actuación o tu respuesta, quizás esperando que Tú te adaptes a mis peticiones o a mi manera de ver e interpretar los acontecimientos. Perdoname, Señor. Me preocupan muchas cosas en mi vida. Desde mi pobre actuación, que pasa por mi conversión, hasta mis respuestas a tu Palabra y mis resultados respecto a mis frutos. Todo me cuestiona e inquieta mi diario caminar hacia tu Casa. 

Porque, eso sí, mi mayor preocupación, y eso Tú lo sabes, Señor, es llegar a tu Casa y conocerte ya personalmente. En esa actitud espero, con cierto temor humano, pero lleno de esperanza y gozo el momento de mi muerte y mi encuentro contigo. En ese momento, me digo, terminarán todas mis dudas, todas mis inquietudes y luchas contra este mundo, el demonio y mi propia carne. 

Pero, antes, tengo que hundir mis raíces en esa tierra que Tú abonas en mi corazón para dar frutos. Y frutos de amor. Por eso, Señor, te pido con todas mis fuerzas que cambies mi corazón enfermo, contaminado por el pecado y seducido por las cosas de este mundo, en un corazón a tu estilo, fortalecido en el Espíritu y alimentado por tu Cuerpo. Sí, Señor, a pesar de todo, quiero y sigo confiando en tu Palabra. ¿A dónde voy a ir si Tú no estás conmigo? Gracias, Señor, por todo. Amén.

domingo, 29 de julio de 2018

UN CORAZÓN SEMEJANTE AL TUYO

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Conocemos nuestra miseria y el pecado de nuestro corazón. No podemos liberarnos de las apetencias de nuestro corazón materializado, humanizado, contagiado de pecados, de intereses materialistas, económicos, egoístas, que buscan su propio beneficio o que no puede evitar dar sin esperar recibir. Un corazón dado al trueque, al intercambio, a amar a cambio de algo. Esa es nuestra historia. Diferente en cada uno, pero muy parecidas en lo esencial en todos. Por eso, tú como también yo, nos confesamos pecadores.

Ahora, el camino de conversión empieza cuando estamos dispuestos a arrepentirnos. O, por decirlo de otra forma, a iniciar el sufrido camino de dolor y arrepentimiento abajándonos humildemente hasta el dolor contrito de presentarle nuestras miserias y pecados. Ahí, aunque iniciamos el primer paso, estamos en el camino de desnudarnos ante el Señor y dejar que Él nos alimente, comparta su Cuerpo y Sangre, bajo las especies de pan y vino, con nosotros y empiece la transformación de nuestro corazón humano y psíquico en un nuevo corazón espiritual semejante al suyo.

No nos daremos cuenta ni sabremos, como sucede con la semilla en la tierra, como se irá gestando esos frutos nuevos y buenos en nuestro corazón, pero se irán gestando. La Gracia de Dios hace que tú y yo seamos capaces de darnos y ofrecer nuestra miseria, esos pocos panes y peces, que creíamos nuestro gran tesoro, a todos aquellos que verdaderamente lo necesiten. No se trata de desaprovechar nada y menos derrochar, sino de compartir con equidad y a quien realmente está necesitado.

Y no se trata de alimentos materiales sino también, y quizás más importante, espirituales. Porque, lo espiritual transforma nuestra visión respecto a lo material y, nuestro corazón, apegado se suaviza y convierte en un corazón desprendido y generoso. Pidamos esa Gracia, pero hagámoslo poniéndonos en Manos del Señor. Amén.

sábado, 14 de abril de 2018

CRISTO Y YO MAYORÍA APLASTANTE

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A veces me empeño en hacer las cosas por mi cuenta. Tendré que reconocer mi tozudez y terquedad, porque yo, hombre sujeto al error, me equivocaré ciento de veces, y fracasaré tanto como éxitos tengo. Y no hace falta pruebas ni demostraciones, la vida me lo demuestra a cada instante, y los que me conocen lo experimentan con frecuencia.

Pero, lo peor es que continúo empeñado, erre que erre, con mi tozudez y terquedad y no aprendo. El Evangelio de hoy me enseña que ir en la barca de mi vida solo o acompañado con otros, pero sin el Señor, no es buena medida ni buen seguro. Las tempestades, los peligros y las tentaciones mundanas amenazan con hundirnos. Necesitamos a Aquel que tiene poder para caminar por encima de las aguas; necesitamos a Aquel que con su poder hace posible que la tempestad remita y nazca la paz. A Aquel que es Fuente de Vida y de Amor Eterno.

Señor, a Ti te hablo humildemente y te pido que tomes asiento en la barca de mi vida. Pero, no un asiento cualquiera, sino el mejor, el principal, el que ocupa el centro de mi corazón desde donde Tú puedas dirigirla y y defenderla de los peligros, tempestades y acechanzas del mundo, del demonio y la carne. Porque, mi naturaleza es débil, frágil y pobre, y contigo, Señor, la ruta de mi navegación es segura y mis miedos, aunque siempre estarán ahí, pues estoy herido y tocado por el pecado, disminuyen y soy fortalecido en mi voluntad.

Tu sola presencia me conforta, me anima y me da fuerza para entregarme al servicio, fruto del amor, a los demás. Gracias, Señor, por aceptar mi invitación y subir a mi humilde y pobre barca. Dame la sabiduría de tener siempre tu lugar reservado en mi corazón y cuidarlo con esmero y delicadeza. Dame el arrojo de no descuidarlo ni de cerrarlo a tu Gracia y a tu Misericordia. Y enciende en mí la motivación de renovarlo cada día de mi vida. Porque, contigo, Señor, encontraré siempre la orientación correcta para arribar al puerto de la verdadera Vida. Esa Vida Eterna que Tú das y ofreces a todos aquellos que creen en Ti. Amén.

jueves, 12 de abril de 2018

DENTRO DE MI CORAZÓN HAY UN TESORO IRRENUNCIABLE

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Si no te conociera, Señor, mi corazón estaría triste, desorientado, frustrado, desesperado y angustiado. Porque, dentro de él late un deseo gozoso de felicidad y de paz. Pero, también un deseo de eternidad. Él me descubre la vida como una fuente inagotable de paz y de felicidad, y un deseo enorme de eternidad. Sus latidos me revelan que no quiere morir, que ha sido creado para vivir eternamente.

Y el mundo en el que vivo, Señor, no me revela eso. Encuentro mentiras, guerras, ambiciones y pasiones egoístas que, los más fuertes, haciendo uso de su poder, someten a los débiles y  los esclavizan hasta el punto de matarlos en muchas ocasiones. Ese afán de codicia y soberbia desata guerras y muertes que viven en la mentira y en la falsedad. Mi corazón no encuentra sosiego ni esa paz que anhela con desespero y pasión. ¿Qué panorama tengo si sigo empecinado en mirar para este mundo?

Todo cambia contigo, Señor. Tú si respondes a lo que anhela mi corazón. Y tus Palabras son Palabras de paz, de fraternidad, de verdad, de amor y de justicia. Tus Obras se corresponden con tus Palabras y mi pobre corazón se llena de júbilo y sosiego esperanzado en Ti.

Gracias, Señor, por tanta esperanza y por abrir en mi corazón la alegría de saberme llamado a un mundo de verdadera paz, de fraternidad, de felicidad y eternidad. Gracias, Señor, porque has dado respuesta y esperanza a lo que mi corazón desea. Gracias, Señor, por darme la sabiduría de descubrirlo y buscarlo dentro de mí. Porque es mi corazón quien guarda el único y verdadero Tesoro que hay que buscar en este mundo. Y buscarlo con la mirada levantada hacia el Cielo, porque sólo del Cielo nos vendrá la salvación.

Gracias Señor, te pido en estos momentos que aumentes mi fe y sostengas mi mirada levantada por encima de este mundo, porque, él, no es sino el camino por el que puedo llegar hacia Ti. Un camino que, primero es de pruebas, de sacrificio, de cruces que, luego, me transportarán por tu Amor y Misericordia a tu presencia para iniciar el gozo y la felicidad de la Vida Eterna junto a Ti. Amén.

sábado, 7 de abril de 2018

EL OBSTÁCULO DE NUESTRA INCREDULIDAD

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Nos cuesta mucho creer y fiarnos. Y más cuando esa persona nos ha fallado en algún momento. Una vez perdida la confianza, la fe se antoja casi imposible de recuperarla. Por eso, es muy importante cuidar mucho nuestros actos respecto a la confianza con el otro. 

Pero, también es muy importante sostenernos en la confianza de aquella persona que, puesta en tela de juicio, mantiene su verdad y su honor. Debemos ser perseverantes y no claudicar hasta que su presunción de inocencia no sea desvelada. Somos muy inclinados a desconfiar y a no creer, y más de aquellos que su credibilidad está excluida, como es el caso de la mujer en el tiempo de Jesús. La confesión de María Magdalena  no fue tenida en cuenta por los apóstoles. Su testimonio no tenía valor para ello.

Pero, tampoco creyeron a los de Emaús, y al mismo Jesús le pusieron en duda. Somos incrédulos y nos cuesta creer. Y Jesús nos lo echa en cara: Por último, estando a la mesa los once discípulos, se les apareció y les echó en cara su incredulidad y su dureza de corazón, por no haber creído a quienes le habían visto resucitado. Y les dijo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación».

Pero, ¿qué ocurre hoy? También nosotros somos unos incrédulos, porque no creemos el testimonio de los apóstoles. ¿Qué queremos, que se nos aparezca a cada uno de nosotros? Porque, si se te aparece a ti, yo no te creeré, y así viceversa. No confiamos en la palabra de los apóstoles y en el Evangelio. Para empezar tenemos que reconocer nuestra dureza de corazón y nuestra incredulidad.

Y, te pedimos, Señor, que transformes nuestro corazón de piedra en uno de carne, más tierno y suave y dispuesto a conmoverse y a creer en tu Amor. Un corazón abierto a tu llamada, a tu Palabra y confiado en tus actos de Amor. Porque, Tú, Señor, siempre has dado cumplimiento a tu Palabra y nada en Ti ha dejado de cumplirse. Tú siempre, Señor, dices la Verdad, pues eres el Camino, la Verdad y la Vida. Amén.

sábado, 16 de diciembre de 2017

¿Y A QUIÉN ESPERO YO?

Una buena pregunta que nos podemos hacer es la siguiente: ¿A quién estoy esperando yo? Porque, dependiendo de su respuesta será también mi actitud de espera. Puedo preguntarme: ¿espero yo a un líder poderoso para que someta a todos sus enemigos? ¿O un líder que, entregado por amor, e incomprendido por los hombres de este mundo, sea sometido al sufrimiento de la Cruz?

Realmente, ¿a quién espero? Esa es la pregunta que en este tiempo de Adviento debo reflexionar, porque en actitud a esa reflexión preparé mi corazón con humildad o suficiencia; con docilidad o con prepotencia; con amor o con poder de venganza. 

¿Estoy esperando a un Mesías que castiga, que viene en pie de guerra a someter a todos aquellos que no le reconozcan, o, por el contrario, espero a un Mesías amoroso y misericordioso? En ese debate y reflexión debe andar la preparación de este tiempo de adviento. Realmente, ¿a quién estoy esperando?

Y las preguntas vienen a clarificarme donde estoy poniendo en acento dentro de mi corazón. ¿Lo pongo en el odio, venganza, o en el amor? Y esa es la petición, Señor que te pedimos hoy. Queremos que ablandes nuestros corazones y los suavices para que seamos capaces de amar, incluso a nuestros enemigos. Porque ese es tu mandato y lo que Tú viniste, Señor, a proclamarnos.

Por eso, te entregaste a una muerte de Cruz y sufriste tu Pasión, para que los hombres despertaran al amor, única medicina que salva. Ese es el ruego de hoy, Señor:  Danos un corazón misericordioso, esperanzado y dispuesto a amar. Porque, sabemos que sin Ti no podemos alcanzarlo. Necesitamos tu Gracia, para que revestidos de ella podamos, injertado en Ti, ser instrumento de perdón y misericordia. Amén.