El pecado no está afuera porque lo de afuera no me contamina. El pecado está dentro de cada uno de nosotros y vive en nuestro corazón. Un corazón herido y contaminado por el pecado, que, dentro de nosotros, nos arrastra a la desobediencia y al rechazo de la Voluntad de Dios. De modo que, la batalla no se fragua ni se libra afuera, sino dentro de nosotros, concretamente en nuestros corazones.
Sabido y aceptada es esa batalla dentro de mí, Señor, te pido fortaleza, perseverancia y sabiduría para sostenerme firme, bien intencionado y no acceder ni desfallecer a las tentaciones y seducciones que este mundo me propone y con el que mi corazón, débil y frágil, es amenazado y tentado. Me experimento pequeño, débil e indefenso como si de un niño se tratara y, te suplico, Señor, que mi ángel de la guarda me proteja y me señale claramente el camino de mi salvación.
Sé que ha estado presente en todo momento en mi vida y lo he experimentado en esos momentos donde mi vida ha sido amenazada y puesta en peligro. No solo física, sino también espiritualmente. Señor, te doy gracias por su presencia y abro mi corazón a acogerlo y a dejarme conducir por sus ordenes, pues sé que vienen enviados por ti. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario