Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

sábado, 21 de marzo de 2020

AYÚDAME, SEÑOR, A DESCUBRIR EL FARISEO QUE DUERME EN MI CORAZÓN

Resultado de imagen de Lc 18,9-14
No debo negarlo, dentro de mí duerme, en mi corazón, un fariseo. Un fariseo que despierta cuando los intereses de mis hermanos no son los míos. Cuando lo que dice el otro no es lo que digo yo, o lo que piensa el otro no es lo que pienso yo. Y, por su boca, insulto, ofendo, defiendo mi verdad, que no la Verdad, y me creo mejor que el otro. Pero, si eso no me lleva a despertar y observar al fariseo arrogante y orgulloso que vive en mi corazón, miento cuando confieso que soy un pecador.

La otra opción es la del publicano, que, sin interiorizar mucho sus actitudes, de antemano se confiesa pecador. Y su humildad le lleva a postrarse y agachar su cabeza. Es esa la opción, Señor, que yo quiero tomar. La del humilde y mísero publicano. La de aquel que sabe, aunque muchas veces se pierda en su ignorancia y se crea con algún mérito, que es un pobre pecador y que no merece nada. La de aquel que necesita de tu Misericordia y de tu Gracia para mantenerse erguido y firme frente a la tentación y al pecado. 

Yo, Señor, quiero ser ese fariseo, pecador sí, pero humilde y dispuesto a postrarse ante Ti para que, con tu Gracia, levantarse y seguir detrás de tus huellas tu camino. Por eso, Señor, como aquel publicano del que Tú dices que volvió a su casa justificado, yo quiero pedirte perdón por todos mis pecados y suplicar tu justificación misericordiosa por tu Infinito Amor. Amén.

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