De nuevo, Señor, y siguiendo tus propias instrucciones, y aprovechando este tiempo cuaresmal, insistimos en pedirte que aumentes nuestra fe. Una fe que necesitamos conservar, sostener y acrecentar en tu Palabra y en tu Persona, porque, Tú, Señor, nunca nos ha fallado y tu Palabra siempre se ha cumplido. Una fe que nos sostenga vivos, despiertos, vigilantes y atentos a la escucha de tu Palabra.
Una fe que no nos exija pruebas ni signos, pues Tú, Señor, eres el Signo y la Persona que nos alumbra y nos das la luz que necesitamos para creer. Una fe que nos mueva a abandonarnos en tus Manos y permanecer y perseverar abiertos a tu obediencia, sin condiciones sino disponibles a tu Amor y por tu Amor.
Aumenta nuestra fe, Señor, para que, sin titubeos ni vacilaciones sigamos tus pasos con voluntad firme y decidida a pesar de nuestras debilidades, miserias y pecados. Amén.
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