Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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sábado, 15 de diciembre de 2018

EL CUMPLIMIENTO DE LAS PROFECÍAS

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El pueblo de Israel espera el cumplimiento de las profecías, y según el profeta - Malaquías 4, 5-6 - Elías tiene que venir a anunciar la venida del Mesías. Es obvio, por tanto, que mientras no haya venido Elías tampoco venga el Mesías. Pero, otra cosa es que haya venido y nuestros ojos hayan estado cerrados y no la hayan visto. Juan el Bautista ocupa y realiza la misión de Elías anunciando y preparando la venida del Señor, pero el pueblo sigue instalando en sus sueños y en su imaginación del mesías que ellos se han formado.

Posiblemente, también nosotros estemos ciegos y no veamos al verdadero Profeta y Mesías, sino al que nos hemos formado y creado dentro de nuestra imaginación. Un mesías que se corresponde con nuestras apetencias y gustos; un mesías que se adapta a nuestra media e intereses. Un mesías que de no coincidir con el que yo espero lo rechazo.

Por eso, es momento de rogar y suplicar que borre de mi imaginación ese mesías que yo quiero y que prepare mi corazón para esperar al verdadero Mesías que viene. A ese Mesías que me anuncia y prepara Juan el Bautista. A ese Mesías que anuncia el Amor del Padre y la salvación de todos los hombres. A ese Mesías que me habla de verdad, de justicia y de verdadero amor al prójimo y que rompe y borra las diferencias entre los hombres. 

A ese Mesías que establece la dignidad de la persona humana por el hecho de ser todos hijos del Padre. Es ese el Mesías que viene. Un Mesías de amor, de fraternidad, de justicia y de paz. Por eso, hoy, desde este pequeño rincón, humilde, sencillo y pobre, clamamos para que nuestros corazones, apegado a las cosas de este mundo, sea transformado en unos corazones humildes y dóciles a la Palabra de Dios. Amén.

sábado, 16 de diciembre de 2017

¿Y A QUIÉN ESPERO YO?

Una buena pregunta que nos podemos hacer es la siguiente: ¿A quién estoy esperando yo? Porque, dependiendo de su respuesta será también mi actitud de espera. Puedo preguntarme: ¿espero yo a un líder poderoso para que someta a todos sus enemigos? ¿O un líder que, entregado por amor, e incomprendido por los hombres de este mundo, sea sometido al sufrimiento de la Cruz?

Realmente, ¿a quién espero? Esa es la pregunta que en este tiempo de Adviento debo reflexionar, porque en actitud a esa reflexión preparé mi corazón con humildad o suficiencia; con docilidad o con prepotencia; con amor o con poder de venganza. 

¿Estoy esperando a un Mesías que castiga, que viene en pie de guerra a someter a todos aquellos que no le reconozcan, o, por el contrario, espero a un Mesías amoroso y misericordioso? En ese debate y reflexión debe andar la preparación de este tiempo de adviento. Realmente, ¿a quién estoy esperando?

Y las preguntas vienen a clarificarme donde estoy poniendo en acento dentro de mi corazón. ¿Lo pongo en el odio, venganza, o en el amor? Y esa es la petición, Señor que te pedimos hoy. Queremos que ablandes nuestros corazones y los suavices para que seamos capaces de amar, incluso a nuestros enemigos. Porque ese es tu mandato y lo que Tú viniste, Señor, a proclamarnos.

Por eso, te entregaste a una muerte de Cruz y sufriste tu Pasión, para que los hombres despertaran al amor, única medicina que salva. Ese es el ruego de hoy, Señor:  Danos un corazón misericordioso, esperanzado y dispuesto a amar. Porque, sabemos que sin Ti no podemos alcanzarlo. Necesitamos tu Gracia, para que revestidos de ella podamos, injertado en Ti, ser instrumento de perdón y misericordia. Amén.

domingo, 13 de septiembre de 2015

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¡Señor, no quiero mentirte ni defraudarte, porque mi debilidad es manifiesta y temo no cumplir con mi palabra y vivir en la apariencia y el pecado! Dame la sabiduría de descubrirme y avergonzarme, y la voluntad de corregirme y ser coherente entre mi palabra y mi vida. Soy un pecador y te pido perdón.

En Ti confío y, por tu Gracia y Misericordia, confío que me cambies y me des un corazón abierto al amor y la caridad. Disponible y generoso para darse y, a la hora de presentarme ante Ti, mi Señor, darte verdaderos frutos de amor.