´
El pueblo de Israel espera el cumplimiento de las profecías, y según el profeta - Malaquías 4, 5-6 - Elías tiene que venir a anunciar la venida del Mesías. Es obvio, por tanto, que mientras no haya venido Elías tampoco venga el Mesías. Pero, otra cosa es que haya venido y nuestros ojos hayan estado cerrados y no la hayan visto. Juan el Bautista ocupa y realiza la misión de Elías anunciando y preparando la venida del Señor, pero el pueblo sigue instalando en sus sueños y en su imaginación del mesías que ellos se han formado.
Posiblemente, también nosotros estemos ciegos y no veamos al verdadero Profeta y Mesías, sino al que nos hemos formado y creado dentro de nuestra imaginación. Un mesías que se corresponde con nuestras apetencias y gustos; un mesías que se adapta a nuestra media e intereses. Un mesías que de no coincidir con el que yo espero lo rechazo.
Por eso, es momento de rogar y suplicar que borre de mi imaginación ese mesías que yo quiero y que prepare mi corazón para esperar al verdadero Mesías que viene. A ese Mesías que me anuncia y prepara Juan el Bautista. A ese Mesías que anuncia el Amor del Padre y la salvación de todos los hombres. A ese Mesías que me habla de verdad, de justicia y de verdadero amor al prójimo y que rompe y borra las diferencias entre los hombres.
A ese Mesías que establece la dignidad de la persona humana por el hecho de ser todos hijos del Padre. Es ese el Mesías que viene. Un Mesías de amor, de fraternidad, de justicia y de paz. Por eso, hoy, desde este pequeño rincón, humilde, sencillo y pobre, clamamos para que nuestros corazones, apegado a las cosas de este mundo, sea transformado en unos corazones humildes y dóciles a la Palabra de Dios. Amén.