Me reconozco y confieso pecador y, aunque mis intenciones más profundas buscan una relación íntima y verdadera, confieso, Dios mío, que me siento inevitablemente tentado al lucimiento, a la exhibición y a buscar la admiración de los demás. No es esa mi intención, pero me condiciona mi humanidad sometida y amenazada por mis instintos, mis apetencias y mis inclinaciones.
Por eso, Señor, aprovecho este rincón y este momento para pedirte, una vez más, que purifiques mi corazón ,humanizado y contagiado por el hedonismo de este mundo, y derrames tu Gracia sobre él para que, como Tú me dices en tu Palabra, que mi mano derecha no sepa lo que hace la izquierda. Y para que todas mis actitudes busquen desde la verdad mi íntima relación contigo sin mirarme ni buscar lucimientos ni admiraciónes de los demás.
Haz, Señor, que mi piedad sea transparente y auténtica según tu Palabra. Tú sabes que es lo que busco y quiero, y me duelo de ello, pero, también conoces mis limitaciones, causa de mi naturaleza humana, herida por el pecado y sujeta a mis instintos humanos y apetencias carnales. Desde aquí te pido humildemente, Señor, que limpies mi corazón vanidoso y manchado por mis apetitos para que mi relación sea más auténtica, más coherente y fiel a tu Palabra. Amén.
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