Mt 7,6.12-14 |
La puerta estrecha representa dificultades. Hay que estar sin excesiva grasa y con lo justo y bien enjuto para poder atravesarla. Si nos descuidamos y engordamos un poco no podemos atravesarla. Engorda mucho nuestra propia vanidad, nuestra ambición, nuestras críticas, nuestras indiferencias, nuestras xenofobias y racismos, nuestros orgullos y nuestros desamores. Si no nos ponemos a dieta de todo eso nuestra excesiva gordura nos impedirán pasar por la puerta estrecha.
Y ese es el único camino para alcanzar lo que tanto perseguimos y queremos. Porque, pregúntate, ¿qué buscas? ¿Acaso tus emociones, tus depresiones, tus locuras y todo aquello que te desestabiliza son la causa de tu infelicidad? ¿O, por el contrario, son tus deseos de ser feliz buscándote a ti misma, buscando tu equilibrio, tu entereza, tu estabilidad, tu éxito, tu satisfacción, tu egoísmo y lo que tú entiendes que debe ser, lo que te deja cada vez más insatisfecho y más infeliz?
¿Por qué no pruebas a darte, a hacer feliz al que está a tu lado, a tratar de olvidarte de ti, a se más misericordioso y a no criticar, a no tratar con indiferencia, con desprecio, con injusticia. A no herir y a amar a todos. Por qué no tratas de imitar a Jesús y probar que resultados tienes respecto a tus emociones y sentimientos de paz y felicidad. Experimentarás que cuesta tomar esa actitud y que pasar por la puerta estrecha conlleva mucho ejercicio y actitud de querer tener la medida exacta para poder atravesarla, pero es el único camino que tú, sabiéndolo o no, y, quizás, equivocado. buscas.
Fijarte en otros es perder el tiempo. Y no porque sean malos hacerlos o perjudicial lo que te aconsejan, sino porque no satisface lo que realmente tú buscas. El Tesoro que tú buscas es un Tesoro único, que te da, no la felicidad con minúscula, sino la Eterna y Plena felicidad con Mayúscula. Porque, un tesoro que no cumpla esas premisas no es un gran tesoro sino un tesoro más. Y tú y yo queremos el mejor de los Tesoros.
Por tanto, Señor, quiero agarrar tu Mano y no soltarla más hasta que, acompañado de Ti y llevado por Ti atraviese esa puerta estrecha que me conduce a estar contigo para toda la Eternidad en plenitud de gozo y alegría. Amén.
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