Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

jueves, 20 de junio de 2019

ENSÉÑAME A ORAR, SEÑOR


Resultado de imagen de Mt 6,7-15
La clave de la oración no son las palabras que podamos decir, ni lo hermosa y armónica que sea su expresión gramatical o sonidos fonéticos. La clave que le da valor es si lo pronunciado es llevado a la vida. Eso es lo verdaderamente importante y lo que va a contagiar y a enamorar. Porque, esa es la oración que nos enseña Jesús. Una oración que se hace vida, que se conmueve y que baja a la vida para hacer el bien y salvar al hombre.

Porque, si nuestra oración no cumple ese requisito es una oración baldía. Por eso, Señor, conscientes de que nuestras oraciones son imperfectas, pobres y llenas de defectos que no se traducen en buenas obras ni hacen el bien y son egoístas, te pedimos que nos transformes el corazón y que nos des la voluntad de que nuestra palabra se haga vida buscando siempre el bien de los demás.

Pero, quizás, Señor, nos estamos acostumbrando a pedirte y quedarnos en eso, tranquilos con la petición, creyéndonos que con ser consciente y pedirlo todo está hecho. Y sabemos que no es así. Danos, Señor, la fortaleza de movernos, de fundar nuestros pies sobre la tierra y de concretar nuestras oraciones en acciones que respalden y corroboren nuestras peticiones y palabras. Y no permitas que nos desesperemos ni abandonemos nuestro empeño a pesar de nuestras caídas y fracasos.

Posiblemente, caeremos una y mil veces, porque somos débiles y esclavos del pecado. Ten compasión. Señor, y enséñanos a orar haciendo vida nuestra palabra. Sabemos que, por nosotros no podremos lograrlo, pero con tu Gracia y por tu Infinita Misericordia, si creemos que se puede realizar el milagro de sentirnos fuertes y con voluntad para que tu Palabra en nosotros sea, no sólo pronunciada, sino también vivida. Amén.

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