No es fácil mantenerse firmes y esa dificultad nos exige estar siempre con la mirada atenta y puesta en el Señor. No es bueno mirar atrás, y mirar atrás no sólo consiste en volver la mirada a las cosas del pasado sino a distraerse con otras cosas justificando el descanso y el cambio de rutina. Podemos despistarnos y quedar enganchados a las cosas del mundo y eso nos aleja del seguimiento al Señor.
Por tanto, caminando por este mundo debemos ser consciente que estamos amenazados por los peligros que el propio mundo nos plantea, la tentación que el Maligno nos tiende y la debilidad de nuestra propia carne. Necesitamos estar cerca del Señor y abierto a la acción del Espíritu Santo para defendernos de esas amenazas y sostenernos en la fe y seguimiento del Señor.
Pedimos fortaleza, sabiduría, capacidad de discernimiento, voluntad y lucha para contrarrestar todos esos peligros y tratan de que volvamos nuestras miradas atrás y nos distraigamos del seguimiento al Señor. Danos, Señor la capacidad de sostenernos unidos y fortalecidos en la comunidad para no volver nuestra mirada atrás ni reclinar la cabeza en las comodidades y bienestar que nos ofrece este mundo caduco y obsoleto.
Te pedimos, Señor, que Tú seas el centro de nuestros corazones y la primera opción de nuestra vida. Te pedimos que sepamos poner detrás de Ti todo lo demás y que nunca nos venza la tentación de dejarte en un lugar secundario para optar por la familia y las cosas que el mundo nos pone y con las que nos tienta. Sabemos y somos consciente que la empresa no es fácil, pero también sabemos que injertados en tu Espíritu. Señor, podemos vencer y permanecer siempre a tu lado. Amén.
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