No quiero dormirme, Señor, ni tampoco dejarme mecer por las pasiones y espejismo de este mundo. Porque, todo lo que él me ofrece es caduco y solo aparente ya que está destinado a desaparecer. Yo quiero vivir eternamente, porque es esa la huella que Tú, Señor - Jr 31, 31-34 - has escrito en mi corazón, una huella que me habla de una Alianza que has hecho conmigo y que me promete felicidad y vida eterna.
Y sintiéndome frágil y pobre, Señor, te pido que fortalezcas mi corazón para que se mantenga vigilante y atento a tu Palabra y a tus indicaciones para no perderme en el camino. Porque, las seducciones que el mundo me propone y con las que me provoca son superiores a mi fuerza y necesito tu Gracia, Señor, para poder rechazarlas y vencerlas.
No quiero, Señor, perderme en la superficialidad y en las costumbres tradicionales que me dejan indiferente ante tu Palabra. Quiero escuchar en actitud de hacerlas mías y guardarlas en mi corazón para vivirlas con coherencia en los días que peregrino por este mundo. Es esa mi humilde oración, Señor, que te pido con todas mis fuerzas y buenas intenciones.
Sé que respetas mi libertad, pero sé también y conozco mi debilidad y fragilidad sometidas a mis pasiones y comodidades. Sé que tendré que luchar y sufrir, pero, tanto para tanto para soportar como defenderme necesito tu fuerzas, Señor. El deseo de mi corazón es servirte, Señor, y servirte amándote a Ti primero para, luego, lleno de tu Amor poder amar a los demás. Y, sin entender como lo puedes hacer, yo, Señor, confío en tu Palabra y en tu Poder, porque, para Ti no hay nada imposible. Amén.
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