La definición exacta de Dios es que es Amor, porque todo lo creado ha sido por Amor. Nada existe si no es por amor, porque todo lo que no está en el Amor es caduco y muere. De manera que nosotros cuando amamos nos parecemos a Dios y quedamos divinizados por su Gracia. Precisamente, Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre, ha venido a este mundo a divinizarnos con y por su Amor. Ha tomado nuestra propia naturaleza humana y, haciéndose como nosotros, menos en el pecado, ha divinizado a todos los que en Él creen y cumplen su Palabra.
Por tanto, cuando te haces amor, e intentas amar al estilo de Jesús, estás divinizándote y asemejándote a tu Padre Dios. Ese ha sido el Mensaje del Verbo, que se hizo carne y habitó entre nosotros. Esa es su propuesta y en la que nosotros debemos creer, porque no hay otra verdad ni otro camino para conseguir lo que realmente, todo hombre, busca. Sin amor no hay felicidad y eso no necesita palabras que nos lo haga ver, sino que, por nuestra propia experiencia, todos sabemos que sólo el verdadero amor nos da alegría, felicidad y paz.
Sin embargo, anhelamos también la eternidad. Esa eternidad que diviniza nuestra naturaleza y la hace plena de gozo y felicidad. Por eso, Señor, queremos creer en Ti y en estos últimos días del año que termina queremos pedirte luz y sabiduría para confiar en tu Palabra y ponernos en tus Manos. Porque, sólo Tú eres el único y verdadero Camino, Verdad y Vida. Amén.
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