H I M N O
Decid a la noche clara
tome en sus manos el arpa,
y salmos de David cante,
cante con la Virgen santa.
Ángeles del cielo vienen,
de luz son las bellas alas,
y un canto divino traen
para estas nupcias sagradas.
Y, al amanecer, las aves
y el alba que se levanta,
con silbos del universo
cantadle vuestra alabanza.
Del Padre eterno nacido,
nace en carne la Palabra,
con nosotros vida y muerte,
y una muerte ensangrentada.
Al Hijo de Dios cantemos,
¡ay, gracia desenfrenada!,
ni los cielos sospecharon
que el mismo Dios se encarnara.
¡Oh gracia para adorar,
que nunca cupo más alta!
Tú, para hacernos divinos,
humano a nosotros bajas.
Cantad, criaturas todas,
que todas estáis salvadas,
y con la boca quedaos
al Padre diciendo: "¡Gracias!" Amén.
tome en sus manos el arpa,
y salmos de David cante,
cante con la Virgen santa.
Ángeles del cielo vienen,
de luz son las bellas alas,
y un canto divino traen
para estas nupcias sagradas.
Y, al amanecer, las aves
y el alba que se levanta,
con silbos del universo
cantadle vuestra alabanza.
Del Padre eterno nacido,
nace en carne la Palabra,
con nosotros vida y muerte,
y una muerte ensangrentada.
Al Hijo de Dios cantemos,
¡ay, gracia desenfrenada!,
ni los cielos sospecharon
que el mismo Dios se encarnara.
¡Oh gracia para adorar,
que nunca cupo más alta!
Tú, para hacernos divinos,
humano a nosotros bajas.
Cantad, criaturas todas,
que todas estáis salvadas,
y con la boca quedaos
al Padre diciendo: "¡Gracias!" Amén.
Sexto día de la octava de Navidad
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