Las dudas me acompañan en mi camino de cada día. Me siento inseguro y atormentado por el mundo, demonio y carne que me acechan, me inquietan y tratan de seducirme con todas sus ofertas de pasiones, placeres, espejismo de felicidad y de poder, riquezas y toda clases de seducciones carnales que apetecen a mi naturaleza humana y la desquician y debilitan.
¡Sin Ti, Señor, estoy en sus manos! Y, a pesar de mis debilidades y caídas, no quiero, Señor, entregarme a ellos. Porque, ellos son hijos de la mentira y de la perdición. La carne y el mundo son mentiras y engaños que seducen al principio bajo las apariencias de felicidades apoyadas en espejismos. Tratan de que caigas en sus redes y luego, como si de un drogadicto se tratara, te someten y te esclavizan.
Imploro, Señor, tu presencia y tu ayuda. Hay momentos que pienso que te escondes o que no estás conmigo. Hay momentos que extraño tu actuación o tu respuesta, quizás esperando que Tú te adaptes a mis peticiones o a mi manera de ver e interpretar los acontecimientos. Perdoname, Señor. Me preocupan muchas cosas en mi vida. Desde mi pobre actuación, que pasa por mi conversión, hasta mis respuestas a tu Palabra y mis resultados respecto a mis frutos. Todo me cuestiona e inquieta mi diario caminar hacia tu Casa.
Porque, eso sí, mi mayor preocupación, y eso Tú lo sabes, Señor, es llegar a tu Casa y conocerte ya personalmente. En esa actitud espero, con cierto temor humano, pero lleno de esperanza y gozo el momento de mi muerte y mi encuentro contigo. En ese momento, me digo, terminarán todas mis dudas, todas mis inquietudes y luchas contra este mundo, el demonio y mi propia carne.
Pero, antes, tengo que hundir mis raíces en esa tierra que Tú abonas en mi corazón para dar frutos. Y frutos de amor. Por eso, Señor, te pido con todas mis fuerzas que cambies mi corazón enfermo, contaminado por el pecado y seducido por las cosas de este mundo, en un corazón a tu estilo, fortalecido en el Espíritu y alimentado por tu Cuerpo. Sí, Señor, a pesar de todo, quiero y sigo confiando en tu Palabra. ¿A dónde voy a ir si Tú no estás conmigo? Gracias, Señor, por todo. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario