El mundo es el lugar escogido para nuestra salvación. No podemos irnos de él, porque es en él donde tenemos que salvarnos. Pero, sí tenemos que tener muy en cuenta que es un lugar de mucho peligro y que va a estar intentando seducirnos, auspiciado por el príncipe del mundo, el demonio, para rendirnos a sus encantos y ofertas seductoras. Nuestra naturaleza - carne - es débil y juega un papel muy importante que el demonio sabe aprovechar muy bien.
Por lo tanto, nuestra mirada tiene que estar alta, mirando a lo alto, porque es de lo alto de donde nos viene la salvación. No podemos bajarla ni por un instante, pues de hacerlo corremos el peligro de no poder levantarla de nuevo. Somos débiles y, el demonio, puede hacernos creer que somos fuertes y, confiados en ello, quedar presos en sus garras. Levantemos, pues, la mirada y pongámonos en Manos del Señor.
Creamos en la Palabra de Dios revelada por su Hijo Jesús, que encarnado en naturaleza humana como nosotros, nos señala el camino por donde tenemos que andar para encontrar nuestra salvación. El mundo es ese lugar por el que peregrinamos al Padre y es en el mundo donde nos tenemos que purificar y trabajar nuestra salvación. No estamos solos, tenemos la Palabra de Dios y, sobre todo, la acción del Espíritu Santo, que enviado por el Padre nos acompaña en nuestra lucha de cada día contra esos peligros ya señalados.
No tengamos miedo, porque no estamos solos. Confiemos en nuestro Padre Dios que nos ha entregado a su Hijo, para que con su Muerte y Resurrección, haga ganado para nosotros la oportunidad de salvarnos si creemos en Él. Por eso, abramos nuestros corazones a su Gracia y pongamos toda nuestra confianza en sus Manos. Confesemos nuestra fe y creamos en Él.
Sí, Padre, creemos en Ti porque nos fiamos de tu Hijo, el que Tú has enviado y has declarado y anunciado como el amado, el predilecto. Él nos ha revelado tu Rostro y nos ha señalado el camino a seguir para reunirnos contigo. Y nosotros queremos seguirle y obedecer sus mandatos. Danos la Gracia, la Fortaleza y Sabiduría para lograrlo. Amén.
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